La pandemia de coronavirus ha acelerado la digitalización en todo el mundo, facilitando pero también afectando la cotidianidad de muchas personas. En este número se arroja una luz sobre cómo la digitalización afecta a diferentes países de América Latina, y cómo se puede garantizar la participación democrática en el mundo virtual.
En este número de Perspectivas, autoras latinoamericanas analizan desde diversos
ángulos cómo funcionan la desinformación, la falta de transparencia, la retención deliberada de información y el negacionismo científico en América Latina y nos muestran alternativas.
En América Latina, la energía se sigue generando principalmente a partir de fuentes fósiles y de grandes centrales hidroeléctricas. El sector energético genera casi la mitad (alrededor del 46 por ciento) de las emisiones de gases de efecto invernadero del subcontinente. Si bien la participación de las energías renovables en la matriz energética de la región ha aumentado en los últimos años, si se excluye la energía producida por las termoeléctricas, dicha participación es inferior al 16 por ciento. Paralelamente, el fomento de la explotación de fuentes de energía no convencionales como el fracking sigue ganando importancia.
El 80% de la población latinoamericana vive en ciudades, las cuales sufren un alto grado de injusticia social y segregación espacial. En especial los grupos sociales pobres en su mayoría viven en barrios sencillos al borde de las ciudades, donde la calidad del transporte público es deficiente. Además, la inseguridad y los altos niveles de violencia en las ciudades frecuentemente limitan la movilidad diaria en gran medida.