Huellas de la energía es una obra colectiva compuesta por cuentos, poemas, cómics e ilustraciones de artistas convocados públicamente por la Fundación Heinrich Böll en Colombia. En este libro se exploran relaciones entre la energía y la crisis ecológica como, por ejemplo, las conexiones entre nuestros usos de la energía y los conflictos que ella suscita durante su trayecto antes y después de nuestro disfrute y cómo serían escenarios futuros en entornos de escasez energética y entornos degradados.
En el congreso anual de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), realizado el 9 y 10 de mayo de 2019 en Cartagena, participaron las empresas que controlan los títulos, la exploración y explotación minera en el país, entre ellas Mineros S.A. y Gran Colombia Gold, compañías que produjeron 8,7 toneladas de oro en 2017, una quinta parte de las 41 que se extrajeron. Los planteamientos de las empresas y las promesas del presidente Iván Duque en dicho evento dejan ver la tendencia a profundizar políticas mineras excluyentes para pequeños mineros y que amplía privilegios a las grandes corporaciones.
Jouktai quiere decir viento en wayuunaiki, lengua del pueblo Wayúu. Ahora, Jouktai es también el nombre de un parque eólico, igual que el ya construido Jepírachi, y junto a otras decenas de proyectos similares vaticina un escenario de miles de torres que con sus aerogeneradores van a cubrir el paisaje de la Alta Guajira y de buena parte de la península.
En el corazón del Urabá antioqueño, existe un territorio negro, el Consejo Comunitario de Puerto Girón, que desde 2001 ha adelantado la demanda de materialización de su derecho a la tierra y al territorio. Esta investigación busca contribuir a hacer visible al Consejo Comunitario presentando su caso como un reflejo de lo que son las afectaciones y el desconocimiento de los derechos étnicos de las comunidades negras en Colombia, especialmente con la puesta en marcha de megaproyectos de infraestructura.
En este libro, siete autores exponen argumentos sobre la inviabilidad del fracking en torno a los retos del siglo XXI: la crisis climática, la extinción masiva de especies biológicas y el exterminio de culturas ancestrales en todo el planeta, la degradación del agua, los suelos y el aire y el crecimiento, tanto de los conflictos socioambientales con expresiones armadas en muchos lugares del mundo, como de las desigualdades socioeconómicas, entre muchos otros.
A pesar de que la minería a gran escala tiene el potencial de contaminar el agua de una cuenca por siglos, incluso, por milenios, la mayoría de países de América Latina carece del concepto de impactos a perpetuidad. La mitigación de este tipo de impactos cuesta miles de millones de dólares al año en países como Estados Unidos y, en ellos, los pasivos son frecuentemente asumidos por el Estado. En nuestra región, existen proyectos de estas características y no se cuenta con las herramientas para gestionar dichos impactos o evitarlos.