Un reciente estudio de Nature Climate Change alerta sobre la posibilidad de alcanzar en menos de seis años una subida global de temperatura de 1.5 °C respecto a la era preindustrial. Este estudio, el cual confirma el aceleramiento del calentamiento global más allá de lo estimado por diversas investigaciones, visibiliza la poca capacidad de maniobra que tendrá la humanidad por cada tonelada de CO2 que sigamos aportando a la atmósfera1 . Esta situación, sumada a la cercana posibilidad de pasar los 2° C antes del 2050, pone más presión a las ya profundas desigualdades existentes en todo el mundo y sus múltiples conflictos. La inestabilidad política actual y el constante saboteo a las medidas que puedan emprender una justicia climática en el mundo hacen que se profundice una violencia que finalmente socava toda garantía de derechos humanos para las presentes y futuras generaciones, sin discriminación alguna.
Bajo este marco de alerta, sumado a los conflictos bélicos que ocurren en diversas partes del mundo, se celebrará a finales de noviembre una nueva versión de las negociaciones climáticas en uno de los países con mayor producción de petróleo y, por lo tanto, uno de los más ricos en el ámbito mundial: Emiratos Árabes Unidos. El evento, además, tendrá una amplia participación de delegaciones de empresas fósiles y bancos multilaterales, lo cual alerta sobre la alta probabilidad de que se dé una captura cooperativa.
Aunque la anterior versión incluyó dos temas que los países del sur llevan años tratando de posicionar: la transición energética justa y las pérdidas y daños, existe mucho pesimismo frente a los acuerdos que se puedan alcanzar en esta COP. Esto teniendo en cuenta que, en un momento de tensiones, donde la variabilidad.
climática y las demás manifestaciones de la crisis arrinconan a los países más vulnerables a enfrentarse entre sí por financiamiento — como es el caso de Latinoamérica (a pesar de las narrativas de transformación por los recientes cambios de gobierno)—, el globo norte continúa imponiendo nuevas deudas y consolidando nPor esta razón, en esta tercera versión de la revista Voces por el Clima, unimos voces juveniles, feministas, indígenas, afrocolombianas, académicas y de organizaciones sociales y ambientales, desde diversos rincones de Colombia y de la región, para posicionar y debatir la forma como se puede emprender una justicia climática. Reconocemos la necesidad de una fuerte integración regional, en un ejercicio pleno de participación, que permita que las decisiones locales tengan un carácter legítimo, plural y democrático, y que alcancen esferas nacionales y globales. Lo anterior como respuesta al auge de propuestas verticales y poco ambiciosas que, en últimas, se interpretan como una forma de negar una crisis que ya está en nuestros territorios.uevos extractivismos, ante una lógica global maniatada y desbalanceada de poder.
La revista hace un viaje a través de diversas realidades que demuestran los efectos de la crisis y discusiones coyunturales, visibilizando los bloqueos jurídicos y políticos existentes, así como subrayando las propuestas que podrían elevar estándares de justicia a estos debates que ha tomado décadas asumir. Esta revista espera ser un insumo para las próximas negociaciones y para las discusiones nacionales que se den alrededor de políticas que tengan un efecto positivo en el camino para evitar la profundización de la crisis climática.
Mariana Pinzón Cortés
Santiago Aldana Rivera