Presentamos esta propuesta, para que sea apropiada como una herramienta regional que promueva una gobernanza justa por el aire limpio y un clima seguro para las presentes y futuras generaciones. Así, esperamos que tomadores de decisión, en especial de diversos gobiernos, junto con distintos actores de nuestros territorios, fortalezcan sus planes de acción con esta propuesta, a través de medidas concretas que aporten a la solución conjunta de estas problemáticas, de tal manera que el abordarlas sea vea como una oportunidad para la región.
Lograr acercar la ciencia ciudadana a la cotidianidad resulta un tanto utópico si se piensa en la diversidad social y territorial de la que somos parte. Para muchas personas, es un gran reto conectarse con la esencia de la vida mediante pequeñas pero significativas acciones, debido a la inmediatez y velocidad en la que estamos inmersos globalmente que nos distrae y desconecta de un ejercicio tan sencillo como respirar conscientemente y valorar la buena calidad del aire.
Disminuir la contaminación del aire es uno de los principales retos socioambientales en Bogotá. Las altas concentraciones de algunos contaminantes, así como la evidencia de su impacto en la salud respiratoria y cardiovascular de los bogotanos, convierten la calidad del aire en una prioridad de la salud pública en la ciudad. Por este motivo, Bogotá debe avanzar hacia un modelo de gobernanza de la calidad del aire en el que se reconozca la necesidad de lograr la coordinación de distintas instituciones y de consolidar un enfoque multidisciplinario para promover soluciones y reducir los niveles de exposición de la población.
La vida de la ciudadanía se deteriora por los efectos de las altas concentraciones de contaminantes en la atmósfera. La contaminación causa muertes y enfermedades prematuras y, además, altera la economía de los países en desarrollo y sus dinámicas económicas y sociales: «[l]a mala calidad del aire constituye una amenaza para la salud, el bienestar social y el desarrollo económico a nivel mundial y en la región de América Latina y el Caribe» (Clean Air Institute, 2012, p. 31).