Feminizar la política, politizar lo cotidiano

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Lo personal es político fue el grito de independencia de las feministas en los años 60´s y está hoy tan vigente como entonces, porque, a pesar de los avances que han logrado las mujeres, en particular las feministas más y menos radicales; de las conquistas legislativas, del reconocimiento de sus derechos como derechos humanos, de los avances en educación y de su ascendente participación social y política, la cultura patriarcal no cede ni en el ámbito doméstico-familiar-privado, ni tampoco en el simbólico-cultural-económico-político. El lastre de la reproducción social y la apropiación impuesta a las mujeres de la carga doméstica y de cuidado no les ha permitido una real liberación y empoderamiento en el espacio público y político. 

La feminización del espacio doméstico y su subvaloración están tan arraigadas en la cultura que no ha sido posible ni su democratización, ni su exaltación, como escenario de valía. Al punto que aún hoy en día ni hombres, ni mujeres quieren asumirlo como un ámbito de desarrollo y logro personal. Frente a este lastre cultural, no hay empoderamiento que valga, ya que la carga del trabajo doméstico y de reproducción social sigue sobre los hombros y la vida de las mujeres horadando sus energías y creatividad, minando su rol como agente político y de cambio. Las mujeres no tienen tiempo libre para ser, ni para hacer, ni para pensar.

Ese lastre se traslada a los espacios públicos y políticos, en donde se reproducen prácticas de discriminación, misoginia y violencia física y simbólica contra las mujeres, que impiden el pleno disfrute de sus derechos humanos y una participación social y política en igualdad de condiciones.

Distintas experiencias indican que algunas de las mujeres que acceden a escenarios de representación política lo hacen encarnando proyectos familiares y agendas periféricas. No son ellas quienes están en el centro de los temas de la política considerada más dura, como la definición de los presupuestos, las decisiones claves en los asuntos de gobierno y la agenda internacional. En general, sus voces y sus agendas están más relacionadas con la extensión de sus roles tradicionales y en la marginalidad, a pesar de que son ellas quienes más se enfocan en liderazgos comunitarios, de política y tejido social. Muchas mujeres ingresan al escenario político con las normas, prácticas y reglas del patriarcado.

Índice

2 Introducción

4 Capítulo I. Persisten las violencias

6 Capítulo II. A la medida del patriarcado

8 Capítulo III. Participar, sin cambios culturales

10 Capítulo IV. Perder el miedo a hablar de nosotras mismas

13 Capítulo V. Vamos a jalarle al feminismo

17 Referencias bibliográficas

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Date of Publication
abril de 2019
Number of Pages
18
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Language of publication
español