Este artículo hace parte de la revista Voces Por el Clima No 3
Colombia actualizó su NDC en el 2020, aumentando considerablemente la ambición de este instrumento y reflejando —al parecer— un compromiso estatal con la lucha frente al cambio climático. Sin embargo, después de tres años, los colombianos no tenemos las herramientas para conocer los avances realizados en el cumplimiento de esta ambiciosa tarea. Los sistemas de monitoreo y evaluación, junto a sus fuentes de información, custodiados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) y el Departamento Nacional de Planeación (DNP), son inaccesibles para la sociedad civil. La información no se encuentra publicada y los instrumentos jurídicos para acceder a ella no son eficientes. En este artículo, hablaremos de la NDC colombiana, sus sistemas de seguimiento y evaluación, y los retos y recomendaciones que surgen a partir del análisis de estos instrumentos.
La NDC es un instrumento de política pública que reúne los esfuerzos voluntarios de cada país que ratificó el Acuerdo de París en el 2015, frente a la necesidad de limitar el calentamiento entre 1.5 y 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Tabla 1. Comparación de las medidas entre NDC 2015 y NDC 2020.
Colombia presentó su primera NDC en el año 2015 y, la primera actualización, en el 2020. Ambas establecen metas y medidas para orientar la acción climática hasta el 2030, con una proyección de corto y mediano plazo. Por esta razón, debe estar articulada con la Estrategia Climática de Largo Plazo (E2050), que proyecta metas y medidas hasta el año 2050. Ambos instrumentos deben apuntar a una misma dirección: la carbononeutralidad y la resiliencia climática.
De las 30 metas establecidas en el componente de adaptación para el periodo 2020-2030, divididas por sectores (vivienda, energía, agropecuario, salud, ambiente, industria y transporte), 23 están asociadas a las dos primeras fases (conocimiento y planificación) y 16 reflejan opciones de transformación, con las cuales se podría lograr el objetivo de tener un país adaptado a los efectos del cambio climático, siendo resiliente frente a estos.
La NDC también cuenta con un total de 148 medidas de mitigación, dentro de las cuales 32 son de carácter nacional (lideradas por carteras ministeriales), 89 de carácter subnacional (lideradas por entidades territoriales), 24 son lideradas por empresas y tres específicas para la reducción del carbono negro.
Los sistemas de seguimiento y evaluación hacen posible la trazabilidad de estas acciones, del cumplimiento de los indicadores y la adjudicación de recursos, y permiten un análisis sobre los avances para proponer mejoras de políticas climáticas articuladas con el Acuerdo de París (Singh et al., 2016). Dentro de estas herramientas, hay diferentes propuestas para el seguimiento de las acciones de mitigación (Sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación - MRV) y las de adaptación (Sistema de Monitoreo y Evaluación - M&E).
En Colombia, el Sistema MRV de Mitigación comprende un conjunto de actores, políticas, procesos y tecnologías, cuyas funciones fueron reglamentadas en la Resolución 1447 del 2018. Está compuesto por cuatro plataformas (el Sistema de Contabilidad de Reducción de Emisiones y Remoción de GEI - SCRR-GEI; el Sistema Nacional de Inventarios de Gases de Efecto Invernadero - SINGEI; el Registro Nacional de Reducciones de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero - RENARE; y el Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono - SMByC), de las cuales una entró en operación en el 2018, pero fue suspendida en el 2022; otra no tiene datos y dos están en proceso de conceptualización.
Pero, entonces: ¿cómo y quién está levantando los datos?, ¿quién está administrando la información?, ¿en dónde se está almacenando?, ¿cómo se está analizando?, ¿con qué información está consolidando el Gobierno nacional los informes y reportes que se entregan a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y se presentan en el ámbito internacional, en relación con los avances de las medidas y las metas de mitigación y adaptación?
Sobre el Sistema M&E de Adaptación, no se encontró ningún avance tangible: ni el enlace ni la reglamentación para su establecimiento ni su diseño, conceptualización u otro signo de planeación o existencia. Es preocupante no contar con estos detalles, pues no hay evidencia de un monitoreo o evaluación de manera sistemática de las estrategias, metas y acciones de adaptación que adelanta el país, lo cual facilitaría un proceso de aprendizaje necesario, considerando la urgencia de fortalecer dichas actividades por nuestra alta vulnerabilidad frente al cambio climático.
El Sistema MRV de Financiamiento Climático es una plataforma funcional, pero desactualizada, cuyas principales referencias no cuentan con páginas web activas o fácilmente navegables, y no especifica si tiene otro tipo de referencias. No permite rastrear minuciosamente todas las fuentes de financiamiento climático que tiene Colombia y tampoco se puede identificar el detalle de quién está ejecutando exactamente qué monto, a través de qué medidas y acciones, y qué resultados está teniendo. Al final, si los otros dos sistemas de seguimiento y evaluación no
están operando, es difícil poder armar el panorama completo.
Ante estos vacíos, presentamos un derecho de petición en mayo de este año, solicitando esta información. Después de ires y venires, a finales de octubre recibimos una respuesta, ni tan completa ni tan profunda, sobre algunos de estos temas.
El acceso a la información en Colombia está truncado por la burocracia y la negligencia de algunas instituciones. La acción climática no es un asunto únicamente gubernamental, así que es contraproducente que el mismo Estado no facilite la participación de los otros actores en estas medidas. En Ambiente y Sociedad estamos preparados desde nuestra experticia y conocimiento para apoyar el avance en la implementación, el monitoreo y la evaluación de la NDC; solo hace falta que abran la puerta.