Des-adaptarnos o colapsar: contradicciones de las negociaciones climáticas globales

Friends of the Earth International

Este artículo hace parte de la revista Voces Por el Clima No 3


 

Se acerca una nueva COP y, con ella, hay grandes expectativas por la intensificación de la crisis climática. La ONU pronostica que, en los próximos cinco años, las temperaturas mundiales alcanzarán niveles récord y se registrarán cambios en los patrones de precipitaciones en el ámbito global (Noticias ONU, 2023).

A pesar de la gravedad de la realidad, esta nueva Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) no promete grandes respuestas. ¿Cuáles son esos principios que la rigen y que hacen imposible plantear las transformaciones necesarias? A continuación esbozamos algunos de ellos:

Postura anticientífica: el derecho otorgado por la CMNUCC (Guardela, 2020) a los países industrializados para “compensar” sus emisiones —ocasionadas principalmente por la quema de combustibles fósiles— en lugar de reducirlas, se basa en una “verdad” anticientífica acomodada por el mercado. Supone sumar carbono fósil, del ciclo lento, porque es el resultado de miles de millones de años de energía acumulada, restando el carbono activo, del ciclo rápido, producto de las interacciones vivas de árboles y ecosistemas (Amigos de la Tierra Internacional, 2021). Así, el carbono fósil supera dramáticamente los límites físicos y biológicos del ciclo rápido de carbono (Amigos de la Tierra, 2022). Bajo esta ecuación, también llamada “gran estafa” (Corporate Accountability et al., 2021) y su publicitado sello de “cero neto”, la gran industria no solo sigue contaminando, sino que también recibe jugosas recompensas por su actuar “verde” (Gilbertson y Reyes, 2006).

Cooptada por la industria fósil: desde la década de los 70, la gran industria de combustibles fósiles sabía las consecuencias que tendría su actuar sobre la temperatura del planeta. Sin embargo, desde esa misma época hasta hoy, ha liderado fuertes campañas para negar su relación (Fernández, 2011), permeando las negociaciones. En la última COP27, la presencia de delegados de la industria de los combustibles fósiles (636) fue mayor que la de cualquier delegación de otro país, después de Emiratos Árabes Unidos, anfitrión de la COP28. Así mismo,
hubo un 25 % más de asistencia de estos grupos que en la anterior COP 26 (Global Witness, 2022). Como si fuera poco, para esta versión de la Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en inglés), la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tendrá por primera vez un pabellón (Bloomberg Línea, 2023).

Visión del mundo fragmentada: la COP, desde su mismo nombre, asume la crisis lejos de la complejidad de las infinitas interacciones que hacen posible la vida en el planeta. Bajo esta simplificación, pretende responder al mayor reto de la humanidad con la suma de las propuestas de “las partes”, cada una separada y autónoma de las otras y de la naturaleza. Esta metodología permite posicionar falsas soluciones. Por ejemplo, los países del norte global pueden mostrar avances en sus compromisos porque ahora trasladan sus industrias más contaminantes a países del sur global. O los países del sur global no se responsabilizan por los combustibles fósiles que exportan, porque no van a ser quemados en su territorio, como si la quema en otras latitudes y su falsa compensación no afectará la atmósfera global y por lo tanto
la ya demostrada vulnerabilidad del sur. O se publicitan partes de tranquilidad bajo riesgosas propuestas tecnológicas como las de enterrar carbono en el subsuelo. Y así, bajo estas reglas oficiales, los negocios crecen al mismo ritmo que la extracción de fósiles y los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera (Tverberg, 2015).

Incapacidad de respuesta: ante la gravedad de la situación, las directrices hacia las “partes” para reducir sus emisiones, en lugar de endurecerse, se han vuelto más laxas y “voluntarias”. Cada quien se compromete a lo que le parece y esas reducciones no deben ser necesariamente reales, pueden ser “netas o compensadas” (Espósito y Zandvliet, 2013). Las responsabilidades actualmente adoptadas por las “partes”, a través de las proclamadas contribuciones nacionales determinadas (NDC por sus siglas en inglés), además de no cumplirse son tan bajas que, si se alcanzaran, encaminarían al mundo hacia un aumento catastrófico de entre 2.9°C y 3.4°C en este siglo (World Meteorological Organization, 2023).

Elitista: quienes encabezan las negociaciones son, en su mayoría, hombres de países industrializados. El inglés, junto a un complejo tecnicismo, es la lengua oficial. Su visión del planeta no se cuestiona: el mundo debe ser industrializado, globalizado, puede crecer indefinidamente y será la tecnología la que brinde las salidas. Este eslogan se fortalece, mientras las grandes economías apenas se afectan y las fronteras del norte global se cierran, ante la amenaza de quienes migran del sur, arrinconados por la pobreza, la violencia y los nuevos extractivismos “verdes”. Así, el sur tiene que destinar cada vez más de sus presupuestos, ya no a inversión social, sino a “adaptarse” a atender los crecientes “desastres”. Eso sí, las deudas externas, públicas y privadas, y los altos intereses que se les deben pagar a los países que tienen las economías más fuertes o a los grandes capitales privados —paradójicamente los mismos que alimentan la crisis— no pueden ser cuestionados.

Injusta: bajo esta lógica, el foco ha dejado de ser detener la quema de fósiles y se ha volcado a nuevos distractores. El sur global, que está afrontando de manera más grave la crisis climática a pesar de no ser quien la causa, ahora se debe adaptar. Este término “neutral” sacado de la biología, que convenientemente deja de lado cualquier reclamo histórico por la deuda ecológica de quienes se “desarrollaron” a costa de la estabilidad del clima planetario y la explotación del sur, distrae las miradas sobre lo que realmente se debe hacer (Islas, 2020). La crisis climática se alimenta de la ética perversa de las élites, no solo porque la siguen alimentando con su músculo financiero, sino porque se resisten a asumir medidas redistributivas1. Al parecer, las negociaciones han olvidado su vital objetivo y se han centrado en mantener el orden económico mundial.

Así, la COP28, por ahora el principal espacio global existente para encontrar salidas a esta crisis climática, no parece dar luces, sino oscuridades. ¿La gran tarea? Des-adaptarnos de las contradictorias y nefastas directrices del lenguaje oficial, para exigir su redireccionamiento hacia propuestas reales y desde los pueblos como el Anexo 0 (Oilwatch, 2020).


1. Merlinsky, G. (2017). Las consecuencias sociales del cambio climático global. En Megafón. La batalla de las Ideas, número 18. CLACSO. https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/75063/CONICET_Digital_…

Referencias

Amigos de la Tierra Internacional. (2021). En busca de unicornios de carbono: el engaño de los mercados de carbono y la reducción de emisiones a “Cero Neto”. https://www.tierra.org/wp-content/uploads/2021/02/Amigos-de-la-tierra-i…

Amigos de la Tierra Internacional. (2022). El futuro a base de combustibles fósiles está construido sobre un castillo de naipes. https://www.foei.org/wp-content/uploads/2022/06/El-futuro-a-base-de-com…

Bloomberg Línea. (2023). La OPEP tendrá por primera vez un pabellón en la cumbre climática COP28. https://www.bloomberglinea.com/2023/10/10/la-opep-tendra-por-primera-ve…

Corporate Accountability, Amigos de la Tierra Internacional y The Global Forest Coalition. (2021). La Gran Estafa: Cómo los Grandes Contaminadores imponen su agenda “cero neto” para retrasar, engañar y negar la acción climática. https://www.corporateaccountability.org/wp-content/
uploads/2021/06/La-Gran-Estafa_SP.pdf

Espósito, C. y Zandvliet, H. (2013). Las negociaciones sobre cambio climático en Naciones Unidas y la realidad de las emisiones. En G. Delgado, M. Espina y H. Sejenovich (Coords.). Crisis socioambiental y cambio climático (pp. 23-52). CLACSO.

Fernández, R. (2011). Fin del cambio climático para ‘salvar todos juntos el Planeta’. Https://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/ilsa/20170809040228/pdf_996.pdf

Gilbertson, T. y Reyes, O. (2006). El mercado de emisiones: cómo funciona y por qué
fracasa. http://www.carbontradewatch.org/downloads/publications/mercado_de_emisi…

Global Widness. (2022). Our verdict on COP27: A polluters’ parade. https://www.globalwitness.org/en/blog/our-verdicton-cop27-a-polluters-p…

Guardela, L. (2020). Evolución de la política de cambio climático en Colombia. Vniversitas, 69. 2020. https://revistas.javeriana.edu.co/files-articulos/VJ/69%20(2020)/825632…

IIslas, M. (2020). Adaptación al cambio climático: definición, sujetos y disputas. Letras Verdes, 28, 9-30.

Noticias ONU. (2023). Los próximos cinco años serán los más cálidos jamás registrados. https://news.un.org/es/story/2023/05/1521047

Oilwatch. (2020). Es tiempo de crear el Grupo ANEXO 0. https://www.oilwatch.org/es/2015/07/16/es-tiempo-de-crearel-grupo-anexo…

Tverberg, G. (2015). A New Theory of Energy and the Economy, Part 2: Showing the
Long-Term GDP-Energy Tie. https://energycentral.com/c/ec/new-theory-energy-and-economy-part-2-sho…

World Meteorological Organization. (2023). United in Science 2023. https://public.wmo.int/en/resources/united-inscience-2023