"No existe justicia global sin transformación ecológica de la sociedad y la economía".

Entrevista

Estamos a mitad de camino de la Agenda 2030, pero los 17 objetivos de desarrollo sostenible siguen estando muy lejos. Imme Scholz explica por qué y cómo la comunidad internacional podría acercarse a su consecución.

No hay justicia global sin reestructuración ecológica

¿Qué es la Agenda 2030? Cuáles son los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Imme Scholz: Los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas han acordado la Agenda 2030 para lograr un mundo en el que todas las personas puedan vivir mejor. Un mundo en el que se supere la pobreza; en el que todas las personas disfruten de una buena atención sanitaria y tengan acceso a la educación. Y todo ello sin seguir destruyendo los fundamentos naturales de la vida. Hasta ahora, la prosperidad económica ha ido de la mano precisamente de esta destrucción de los ecosistemas y de la agudización de la crisis climática. A esto se opone la Agenda 2030.

Con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, ver recuadro o más abajo), la Agenda describe positivamente a qué se ha comprometido la comunidad internacional. Hay objetivos de desarrollo social dirigidos a reducir la pobreza y la desigualdad, luchar contra la discriminación y lograr la igualdad de género. Además, hay objetivos económicos, como el acceso a la energía sostenible para todos y el trabajo digno. También hay objetivos ecológicos explícitos, como la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Las ciudades también deben cambiar, ser más habitables.

Lamentablemente, no fue posible establecer un objetivo de democracia porque los Estados miembros y no democráticos de las Naciones Unidas se negaron a hacerlo. Pero se acordó que los gobiernos están obligados a garantizar la paz, la no discriminación en todos los aspectos y a trabajar eficazmente por sus ciudadanos. La cooperación internacional también desempeña un papel importante: todos los países deben poder alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y recibir recursos para ello.

Usted ha descrito algunos de los 17 objetivos. Pero, ¿cuál es el objetivo central o general de esta Agenda 2030?

Yo siempre la defino así: una buena vida para todos, preservando al mismo tiempo los fundamentos naturales de la vida, es decir, el clima, el suelo y los bosques, los lagos, ríos y océanos, la biodiversidad. Esto significa que todos los países deben cambiar. A diferencia de su predecesor, los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que se aplicaban únicamente a los países en desarrollo y en los que los países industrializados se limitaban esencialmente a apoyar su desarrollo atrasado mediante la cooperación internacional. Sin embargo, los contenidos de los ODM no se cuestionaron.

En los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, los países en desarrollo dijeron con toda claridad: si queremos tener una oportunidad de desarrollo, los países industrializados también deben cambiar. No deben seguir obstaculizando nuestro desarrollo. Cuando se trata de proteger las bases naturales de la vida, la carga principal recae en los países más ricos. Hoy en día, estos no son solo los antiguos países industrializados, sino también China, India y otras grandes economías emergentes que se han desarrollado rápidamente desde el punto de vista económico.

¿Y este requisito dificulta la consecución de los objetivos?

En primer lugar, es un supuesto básico más realista. No frenarás el cambio climático si solo lo ves como un cometido de los países industrializados. Los países miembros del G-20, es decir -los principales países industrializados y en desarrollo- son responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. China, Estados Unidos, India, la Unión Europea (UE) y Rusia representan alrededor del 65% de este impacto. Al mismo tiempo, las emisiones per cápita varían mucho, lo que refleja las diferencias en el nivel de vida general y en las infraestructuras. Si nos fijamos también en el décimo objetivo -menos desigualdades-, se trata a menudo de una tarea a escala nacional que concierne a todos los países: reducir la discriminación, no solo entre sexos, sino también de las minorías étnicas o de las minorías religiosas. Pero al mismo tiempo, la desigualdad también se produce porque el derecho internacional no se aplica con la misma eficacia en todas partes o porque las normas del comercio mundial tienen un efecto discriminatorio, aunque no estén formuladas de ese modo. Tanto los países más ricos como los más pobres tienen aquí una responsabilidad compartida. 

Hemos llegado a la mitad del camino. ¿En qué punto nos encontramos en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible?

No parece que la situación sea buena. Solo el doce por ciento de los 140 indicadores va por buen camino, es decir, está en la zona verde. El 30 por ciento se encuentra en terreno negativo, hay retroceso, y el resto se encuentra en la zona media. Pero estar en esa zona intermedia en este caso significa que los objetivos no se alcanzarán en 2030. Por lo tanto, no es un buen balance. Esto plantea la pregunta de por qué lo estamos haciendo tan mal. Las crisis de los últimos años nos han hecho retroceder, especialmente con la pandemia. Como consecuencia de la pandemia ha aumentado el número de personas extremadamente pobres, algo que ni siquiera ocurría durante la crisis financiera de 2008/2009. Para mitigar las consecuencias sociales de la pandemia y el aislamiento, muchos países en desarrollo tuvieron que endeudarse a tipos de interés elevados, lo que ahora supone una carga para sus economías y presupuestos. Un segundo factor lo constituye ahora el aumento de los precios de los alimentos y la energía debido a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Por lo tanto, no será posible acabar con la pobreza extrema para el 2030.

Pero ya en 2019, el primer informe científico sobre la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Informe Global de Desarrollo Sostenible (GSDR por sus siglas en inglés)) había constatado que los avances eran demasiado pequeños para alcanzar todos los objetivos a nivel mundial para 2030. Por ello, en nuestro informe nos preguntamos si esto se debe también a las dificultades de los procesos de transformación en sí. Hay muchos elementos de juicio que así lo indican. Si nos fijamos en los indicadores relativos a Alemania, corremos el riesgo de incumplir en más de un 20% nuestros objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero, expansión de las energías renovables, reducción del consumo de energía y materias primas y protección de las especies. Esto también es aplicable a la lucha contra las enfermedades civilizatorias y a la reducción de la mortalidad prematura. La situación es aún peor para los jóvenes sin formación escolar ni profesional: su proporción está aumentando en general y es mayor entre los hombres jóvenes que entre las mujeres. Y no estamos consiguiendo reducir la proporción de extranjeros que terminan sus estudios escolares sin un título de bachillerato alemán. Dada la ya de por sí elevada escasez de trabajadores cualificados, esto es muy malo. Se trata de tareas complejas: En cuanto a la política educativa, tendríamos que mejorar el desempeño de las escuelas para que todos los niños y niñas tengan las mismas oportunidades. La mortalidad prematura también está estrechamente relacionada con la dieta y el ejercicio; para ello son importantes un gravamen fiscal sobre el azúcar y las grasas y otros planteamientos en la política de transportes. Hay que transformar las infraestructuras de abastecimiento energético, transporte y producción, y cambiar los métodos de producción para que dejen de perjudicar al clima y a la biodiversidad. En la agricultura, por ejemplo, la Unión Europea se ha fijado el objetivo de reducir el uso de pesticidas en un 50%. Tenemos que adoptar todas estas medidas. Transformación significa lograr grandes cambios en un plazo relativamente corto y esto supone un gran esfuerzo para nuestras sociedades. Pero es factible; tenemos los conocimientos y los medios para hacerlo, y muchas personas están preparadas para realizar estos cambios. Sin embargo, la reestructuración económica también provoca incertidumbre y temores, y resistencias. Por tanto, para que los países estén dispuestos a asumir estas tareas depende también de las respectivas constelaciones políticas y del apoyo de la sociedad. Los cambios necesarios son exigentes, pero necesarios para alcanzar y asegurar una buena vida. También significan que la prosperidad tendrá a futuro un aspecto diferente al actual.

Para concretar un poco más: Ha dicho que solo se ha avanzado en el 12% de los indicadores. ¿Cuáles son?, y ¿dónde hay retroceso?

Entre 2020 y 2023 se avanzó a nivel mundial en gasto en investigación y desarrollo, acceso a la telefonía móvil y uso de internet, y vivienda. Las Naciones Unidas confían en que también se avance en la ampliación de la seguridad social, los sistemas de alcantarillado (saneamiento), el acceso a la electricidad y la mejora de la eficiencia energética. Se han producido retrocesos, principalmente a causa de la pandemia de Corona, en la lucha contra la pobreza extrema, la mortalidad infantil, la cobertura de vacunación, la asistencia escolar, el crecimiento económico y la tasa global de homicidios. La situación es especialmente desfavorable en lo que respecta a las subvenciones a los combustibles fósiles: No se han reducido, sino que por el contrario se han duplicado. Las emisiones de CO2 también aumentan en todo el mundo en lugar de disminuir y hay un retroceso en la protección de las poblaciones de peces en los océanos y en la protección de las especies en general. Los avances en la reducción de las desigualdades en los países son lentos.

¿Hasta qué punto son vinculantes los objetivos de sostenibilidad?

La Agenda 2030 no es vinculante en el sentido del derecho internacional. Vive del hecho de que los gobiernos deciden repetidamente de forma positiva a favor de sus objetivos. Existen dos razones por las cuales creo que es correcto ceñirse a la agenda: En primer lugar, en muchos ámbitos identifica los retos correctos a los que se enfrenta toda sociedad. En segundo lugar, los países del mundo siguen estando de acuerdo en que quieren ceñirse a este conjunto de objetivos. Y eso es tan importante en vista de las crisis que estamos viviendo, también respecto a la cooperación internacional: tener una plataforma en la que poder seguir reuniéndose a pesar de todas las diferencias. Que también se pueda preguntar a Arabia Saudita, por ejemplo, en qué punto se encuentran sus objetivos. Y también Alemania debe cuestionarse qué está haciendo para cumplir con su obligación de cooperar internacionalmente y realizar sus propios cambios en aras del bien común nacional y mundial. Ese es el verdadero valor político de esta agenda y sus objetivos.

Por eso se celebran estas reuniones anuales en Nueva York, siempre en julio. Allí, los países informan voluntariamente durante 14 días sobre la implementación nacional de la Agenda 2030. Cada año se establecen prioridades diferentes. Este año se centra en el desarrollo urbano y las desigualdades, pero también en el suministro de agua potable y los sistemas de alcantarillado. Esto permite a los países aprender unos de otros: ¿cómo es que han conseguido progresar otros países? Esto no siempre funciona de manera óptima porque los gobiernos suelen querer presentarse bajo una buena luz y tienden a informar de los éxitos más que aquello que no va bien. Por eso, para avanzar de verdad, es sumamente importante que este informe no solo se elabore en Nueva York, sino también sobre el terreno, en nuestro propio país. Que haya un proceso de consulta pública en la preparación del informe, en el que los actores interesados de la sociedad civil, las empresas y el mundo académico puedan opinar y comentar y mejorar el informe del gobierno, o incluso presentar un informe paralelo. Al fin y al cabo, los informes también deben servir para informar a los ciudadanos y exigir responsabilidades. De este modo, los grupos de la sociedad civil están en condiciones de ejercer presión a través de un debate público para que la política actúe con mayor decisión y eficacia en favor de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sería deseable que esta rendición de cuentas también tuviera lugar en el Parlamento Alemán y el Consejo Federal de los Estados Federados de Alemania para reforzar el carácter vinculante de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para todos los ámbitos políticos y mejorar la cooperación entre el Gobierno federal y los Estados Federados a tal efecto.

¿Qué papel juega Alemania en este proceso?

Alemania ha estado muy involucrada en las negociaciones para la creación de la Agenda 2030, y también es uno de los países que presentó su primer informe nacional de aplicación en 2016. El Canciller (Jefe de Estado y de Gobierno) es responsable de la aplicación de la Agenda 2030, porque la Estrategia Alemana de Sostenibilidad es responsabilidad de la Cancillería. En principio, se trata de un buen punto de partida.

La estrategia alemana de sostenibilidad supone, por tanto, la concreción de los objetivos en medidas nacionales.

Así es. Esto también plantea retos porque crea un proceso paralelo. En realidad, la Agenda 2030 debería ser el punto principal de referencia para todos los ministerios. Pero no lo es. Los ministerios tienen representantes para ella. Pero, al final, depende de cada ministro decidir hasta qué punto sitúan realmente los objetivos de desarrollo sostenible en el centro. Esto requiere persuasión cada vez que se forma un nuevo gobierno y llega una nueva persona al cargo. La estrategia de sostenibilidad tiene la pretensión general de mantener la sostenibilidad en la política a un alto nivel durante las legislaturas y poner el dedo en la llaga cuando las cosas no van bien. Por tanto, los objetivos también deben ser realmente ambiciosos.

¿Cuál es el papel de la Unión Europea?

Esto depende de los ámbitos políticos. El Pacto Verde Europeo abarca muchos ámbitos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Europa debe lograr la neutralidad climática en 2050 y ahorrar al menos el 55% de los gases de efecto invernadero en 2030 respecto a 1990. También implica inversiones adecuadas en la reestructuración de las infraestructuras y el desarrollo de una economía circular para que se produzcan menos residuos, las cosas se utilicen durante más tiempo y, por tanto, se importen y consuman menos materias primas. La agricultura y nuestra alimentación deben tener menos impacto en el medio ambiente y debe garantizarse la restauración de las reservas naturales. El Pacto Verde Europeo se basa en el hecho de que la UE puede motivar a sus Estados miembros a ir más allá creando un equilibrio entre los países que tienen más recursos y, por tanto, más responsabilidad, y los que están en peor situación. El Fondo de la Próxima Generación (Next Generation Fund), por ejemplo, es un primer paso importante en esta dirección. Los Estados miembros de la UE pueden utilizarlo para financiar medidas destinadas a hacer frente a las consecuencias de la pandemia, pero al mismo tiempo deben asegurarse de que estas no agraven el cambio climático.

Pero debe haber mecanismos de este tipo de forma permanente y en todos los ámbitos políticos. Y, por supuesto, la UE también debe contribuir a nivel internacional, por ejemplo en su política comercial y de inversiones, así como en su política de desarrollo, a alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible. La financiación de la investigación por la UE también es muy importante para identificar innovaciones y vías de transformación que se ajusten al contexto de cada país. Actualmente, el 70% de la población vive en países con sistemas de investigación e innovación muy débiles. Por lo tanto, la política de investigación de la UE también debe invertir en el fortalecimiento de estos sistemas - esto es en nuestro interés común, como vimos por ejemplo durante la pandemia de Corona.

Es importante que las próximas elecciones europeas refuercen a los grupos políticos que abogan por un papel pionero europeo en política climática y por una política constructiva y reformista de cooperación internacional.

¿Qué recomienda el informe que usted coescribió para acelerar el progreso hacia los objetivos?

Recomendamos que los países establezcan en septiembre un marco común para avanzar en el desarrollo sostenible a escala mundial. Esto incluye, en primer lugar, desarrollar planes de acción nacionales en áreas en las que los países están estancados o retrocediendo. Estos planes de acción deberán presentarse en julio de 2024.

¿Similar a los programas de emergencia previstos en la Ley alemana de Protección del Clima?

Sí, y eso también significa preguntarnos: ¿Cuál es la razón en concreto por la que no avanzamos?; y luego decidir las medidas adecuadas y presentar estos planes de acción el año que viene. Para los países más ricos, también significa no solo ver lo que tienen que hacer a nivel nacional, sino también a nivel internacional, para hacer avanzar a otros países. Muchos países en desarrollo se encuentran actualmente bajo una presión total con sus finanzas públicas. Existen 61 países que están al borde de la quiebra porque se vieron obligados a endeudarse por la pandemia o porque no tuvieron más ingresos fiscales debido a la recesión. Y ahora no tienen recursos para la transformación que necesitan urgentemente. Por lo tanto, nuestra segunda recomendación urgente es promover la condonación de la deuda de los países con ingresos especialmente bajos y la reestructuración de la deuda de los demás países. Los países industrializados deben hacerse cargo de esto, porque es con ellos con quienes estos países están endeudados. Y cuando digo países industrializados, me refiero también a China, cuyo sistema bancario debe sumarse a esta iniciativa. El proyecto "Debt Relief for a Green and Inclusive Recovery (Alivio de la deuda para una recuperación verde e integradora) (DRGR: https://drgr.org/)", una cooperación entre el Global Development Policy Center (Centro Global de Políticas de Desarrollo) de la Universidad de Boston, el Centre for Sustainable Finance (Centro de Finanzas Sostenibles) de la Universidad SOAS de Londres y la Fundación Heinrich Böll, llega a la conclusión de que estos 61 países altamente endeudados del Sur Global necesitan una reestructuración de su deuda externa, que asciende a más de 800.000 millones de dólares estadounidenses, como requisito previo para alcanzar los objetivos climáticos y de desarrollo.

Lo que también se necesita es una mejor base impositiva para utilizar los ingresos en la transformación. Este es un interés común de todos los países. Sin un apoyo público masivo a través de incentivos fiscales, reduciendo y reestructurando las subvenciones, invirtiendo en una infraestructura renovada, esto no tendrá éxito. Otra propuesta, que también se ha modelizado y calculado, consiste en duplicar los presupuestos públicos para sanidad y educación en los países de renta baja. Los presupuestos son actualmente tan bajos que duplicarlos no es tanto, pero tendría un gran impacto. También es urgente invertir más en el sector social. Esto también tiene ventajas económicas: sin una mano de obra bien formada, la economía no puede progresar. Las personas que tienen que cuidar solas de sus hijos e hijas o de los enfermos porque los hospitales están muy mal equipados, abandonan la población activa. A veces se olvida que los sistemas de seguridad social y las inversiones en educación también tienen una finalidad económica. El tercer punto en el que insistimos mucho es que es necesario invertir en la capacitación económica, jurídica, política y social de las mujeres. De este modo, los Estados estarían cumpliendo con su deber de oponerse al menosprecio de los derechos de las mujeres y las niñas. Además, los análisis de las interacciones entre los distintos objetivos demuestran que la igualdad de género tiene efectos positivos en muchos otros objetivos.

¿Cómo sería, por ejemplo?

Las mujeres con formación y con respaldo legal pueden participar activamente en el mercado laboral, crear empresas e invertir en la siguiente generación. Otro ejemplo confirmado científicamente es que los acuerdos de paz en conflictos y guerras civiles negociados con la participación de mujeres son más estables y benefician a la sociedad en su conjunto. Las mujeres no suelen negociar desde el punto de vista de las partes beligerantes, que quieren obtener lo máximo posible para sí mismas, sino desde el punto de vista de la población civil, que ha quedado indefensa ante la violencia de la guerra y ha sufrido hambre e infraestructuras destruidas. Suelen tener una idea más precisa de las zonas que hay que reconstruir y reformar para lograr una paz duradera.

Y esto me lleva a la cuarta recomendación esencial: realizar esfuerzos internacionales para resolver las numerosas guerras y conflictos que hay en el mundo; cada año que se prolonga una guerra hace retroceder muchas veces a las sociedades implicadas en términos sociales, ecológicos y económicos.

En qué medida contribuye también la labor de la Fundación Heinrich Böll a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Por ejemplo, centrando nuestro trabajo en cuestiones de derechos humanos y democracia y justicia de género. Y en cuestiones de transformación socioecológica. Cooperamos con más de 100 socios en unos 60 países y trabajamos en los retos globales que describen los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para nosotros, trabajar con socios es muy importante, ya que ellos saben mejor por dónde empezar en su contexto específico. Nuestro objetivo es iniciar e impulsar procesos de cambio junto con nuestros socios y hacer visibles sus posiciones críticas en el debate internacional. De este modo, también podemos hacer frente a las desigualdades globales.

Nuestra labor de formación política interna también tiene como objetivo fortalecer la democracia y avanzar en la transformación de Alemania. Aquí, las 16 fundaciones ubicadas en los Estados Federados y la cooperación en la asociación de fundaciones desempeñan un papel importante. Además, la Fundación Heinrich Böll también incluye el Instituto feminista Gunda Werner, que, con su red de socios, hace campaña por la democracia de género, los derechos LGBTIQ y contra los discursos antifeministas. Por último, los becarios de nuestro programa de estudios también se ocupan de cuestiones de transformación en grupos de trabajo interdisciplinarios. Nuestro objetivo con todas nuestras diferentes actividades es fortalecer a las personas y a las organizaciones para que trabajen juntas por un futuro mejor y sostenible para todos y todas. La justicia global no puede alcanzarse en el siglo XXI sin una reestructuración ecológica de la sociedad y la economía, pero la libertad política, la lucha contra la discriminación y la exclusión y por el respeto de los derechos de todas las personas también forman parte de ello. Por eso entré en la Fundación.

 

La entrevista fue realizada por Laura Endt.

Publicación original en boell.de

Traducido del alemán al español por Mauricio Sánchez

Imme Scholz, Vorstand Böll-Stiftung, Berlin, 1.9.2022« Abbildung: © Sibylle Fendt

Dr. Imme Scholz es miembro de la junta directiva de la Fundación Heinrich Böll desde abril de 2022. También es copresidenta del Grupo Independiente de Científicos encargado por las Naciones Unidas para producir el segundo informe científico sobre la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Informe Global de Desarrollo Sostenible (GSDR)) de aquí a septiembre de 2023 hasta la actualidad.

Estos son los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):

1. No a la pobreza: poner fin a la pobreza en todas sus formas, en todas partes.

2. Fin del Hambre: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible.

3. Salud y bienestar: Garantizar una vida sana para todas las personas de todas las edades y promover su bienestar.

4. Educación de calidad: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de alta calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

5. Igualdad de género: Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.

6. Agua limpia y saneamiento: Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.

7. Energía asequible y limpia: Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos.

8. Trabajo decente y crecimiento económico: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.

9. Industria, innovación e infraestructura: construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y apoyar la innovación.

10. Reducción de las desigualdades: Reducir la desigualdad dentro y entre los países.

11. Ciudades y comunidades sostenibles: hacer que las ciudades y los asentamientos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

12. Consumo y producción sostenibles: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.

13. Acción climática: tomar medidas inmediatas para combatir el cambio climático y sus impactos.

14. Vida bajo el agua: Preservar y utilizar los océanos, los mares y los recursos marinos de forma sostenible para los fines del desarrollo sostenible.

15. Vida en la tierra: Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de manera sostenible, combatir la desertificación, poner fin y revertir la degradación de la tierra y detener la pérdida de biodiversidad.

16. Paz, justicia e instituciones sólidas: promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, brindar acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles.

17. Alianzas para lograr los Objetivos: Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la alianza global para el desarrollo sostenible.