Mujeres feministas tejedoras populares de paz, una experiencia de organización en tiempos de Covid-19

Agenda polifónica

 

En primer lugar queremos agradecer a todas las mujeres partícipes en el proyecto, aquellas organizadas y no organizadas en los sectores más populares de Bogotá, aquellas mujeres que luchan y resistente a la violencia organizativa que ha fragmentado nuestros proyectos y a todas aquellas que posibilitan un mundo mejor

Tejedoras Populares de Paz

Una agenda con nosotras y para nosotras fue la idea con la que inició el proyecto Tejedoras Populares de Paz y en la que nos reunimos varias feministas, activistas de la ciudad de Bogotá, buscando crear un proyecto que pudiera dar visibilización a las diferentes problemáticas evidenciadas durante nuestros recorridos.

El silenciamiento de lideresas sociales en los diferentes territorios, la construcción de una política pública y planes de desarrollo local no representativos, el distanciamiento de los feminismos neutros, centralistas, blancos, heteronormados y liberales; la poca relevancia que se le ha dado a la construcción de la memoria histórica del movimiento feminista bogotano, entre otros.

Cuando decimos “nosotras” no lo decimos de un modo literal de un “yo”, sino como un sentir del ser mujer en la cotidianidad; las del barrio, la que se autogestionan, las que hacen activismo sin esperar ninguna remuneración económica, las estudiantes, las de la plaza, las que se dedican al cuidado y en sí, a las de los sectores populares que también pertenecemos. Voces que habíamos percibido silenciadas dentro del movimiento feminista o donde no estábamos representadas.

Claro que faltan muchas, pero por ahora iniciamos tejiendo entre amigas, vecinas y hermanas de procesos. Queremos llegar a más, escucharnos a todas y entre todas, y responder colectivamente preguntas como: ¿Qué es lo que queremos para nuestros territorios? ¿Cuáles son nuestras necesidades específicas? ¿Qué saberes tenemos? ¿Qué podemos aprender de las otras? ¿Qué nos une?

Como mujeres, cis y trans, buscamos tejer colectiva y sororamente, para cerrar brechas, dando garantías a nuestros derechos humanos. Queremos visibilizar las violencias vividas y exigir la construcción de agendas comunes, e incidir en la forma que gestionan lo público y lo privado.

Tejedoras Populares de Paz es un proceso que tuvo que adaptarse a la Covid-19 y terminó siendo tremendo proceso; contactar a las mujeres, a las vecinas, a las amigas y a las amigas de las amigas.

Entonces, los círculos que fueron pensados con café y risas, tuvieron que ser migrados a una pantalla, con los limitantes de que no todas teníamos acceso, ¡los privilegios! Sin embargo, logramos hacer varios círculos presenciales, en los barrios y casas culturales como La Hoguera, una propuesta que nace desde el antimilitarismo, anti-uribismo y anti-patriarcalismo. Básicamente, haciendo frente a todo lo que consideramos está mal con el sistema.

Entendemos como feminismo popular, un feminismo de las sujetas no sujetadas, que nace de las mujeres migrantes, lesbianas, trans, indígenas, afro, sindicalistas, anarquistas… que nace de los territorios latinoamericanos y se cuestiona la patriarcalización y la colonización de un territorio conservador, una conquista de los pueblos y termina en una epistemología del sur, un aquelarre subalterno que lucha contra las opresiones de raza, clase y género.

Un feminismo que se moviliza desde las luchas de clase, para reivindicar las batallas contra el capitalismo y el colonialismo:

“Un feminismo que surge de aquí... siendo nuestro porque las que lo hacemos somos pobres, mestizas, indígenas, negras debe haber un feminismo que responda a nuestra realidad y para que responda a nuestra realidad pues tiene que trabajar lo étnico, lo de clase y nuestras realidades cotidianas” Entrevista a Yolanda Saldarriaga. Bogotá, 2016. (VANEGAS; 2017:54)

Construimos para este proceso de la agenda, una metodología basada en los feminismos populares y la re-significación de la Educación Popular desde lo femenino (no todo es Freire).

La metodología consistió en realizar unos círculos de confianza donde todas nosotras pudiéramos hablar de nuestros problemas, necesidades y construir propuestas colectivas para tener una agenda de incidencia distrital que nos acogiera como mujeres urbano-rurales.

En los círculos participamos más de 250 mujeres de todas las localidades de Bogotá y del municipio de Suacha, mujeres organizadas y no organizadas, así como colectivos mixtos y diversos.

El objetivo de estos círculos de confianza, fue recoger las voces de todas nosotras y posicionarlas en lo público, porque en lo privado ya nos la estamos guerreando.

Al llegar la Covid-19 migramos a la virtualidad y camellamos desde ahí, no sabíamos cómo, pero fuimos aprendiendo a organizarnos en medio de la pandemia. Fuimos tantas que en un punto unos hombres nos hackearon y trataron de deslegitimarnos, pero el impacto ya estaba hecho.

Por lo tanto, después de los círculos se hicieron conversatorios donde se habló de maternidades subversivas, violencia trans-lésbico-homofóbica, la reivindicación del cannabis, feminismos interseccionales. Todo esto nació de las mismas participantes y las invitadas estaban directamente relacionadas con las temáticas, es decir mujeres trans, mujeres cannabicas, mujeres raizales e indígenas.

Al culminar esta fase nos enfocamos en sistematizar todo lo que reunimos en varios productos: “Una agenda polifónica y popular que rompa con la apatía, 2020” (dejamos el pdf para que le den un vistazo), un documento más académico e institucional el cual incluye la metodología, un diagnóstico de la situación de las mujeres (con Covid y sin Covid), la política pública de mujer y género, una georreferenciación de las organizaciones que identificamos en Bogotá y Suacha, además de algunas reflexiones y conclusiones. Y por último, una pieza audiovisual que aún está en construcción.

Lo que evidenciamos es que las mujeres exigimos al Estado un territorio seguro, con igualdad y equidad en nuestros derechos, esto implica concebir la ciudad como un espacio no masculino, sostenible, garante de derechos y libre de violencias en las casas, en las calles y en el aparato Estatal, la burocracia.

Hemos sido violentadas en lo estructural, con más de 104 feminicidios en lo que va del año 2020, miles de llamadas de denuncias y olvido Estatal.

Sin embargo, somos muchas las mujeres que seguimos en la lucha y no nos detenemos en época de confinamiento; nos organizamos, acompañamos y apoyamos.

Es decir, entre nosotras nos gestionamos como ayudarnos ya que el Estado no lo hace. Nos llamamos unas a las otras para saber cómo estamos, hacemos acompañamiento psico-social, entregamos mercados con dinero que donan compañeras que se encuentran en mejores condiciones económicas, denunciamos a nuestros agresores y si desaparece una nos activamos todas.

Para desarrollar “Tejedoras Populares de Paz” fueron indispensables Qollana Fundación y su articulación con la Fundación Heinrich Böll, Oficina Bogotá - Colombia, quienes financiaron el proyecto.