Litio: los costos sociales y ambientales de la transición energética global

Litio: los costos sociales

“Estos pueblos están sumergidos en el olvido. Ahora con esto del litio, algunos tienen trabajo y se quedan, pero sigue habiendo las mismas necesidades. Acá nada se soluciona, ni baños de primera hay, se sigue con letrinas.” Poblador de una comunidad que autorizó la extracción de litio en su territorio

Un mineral con gran potencial para la transición energética

En los debates sobre la transición energética y sobre la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles, el litio ha adquirido un nuevo rol con enormes expectativas, que, a su vez, ha generado distintas discusiones e iniciativas en los sectores público, privado y académico.

En la actualidad, el litio se ha transformado en un mineral “maravilla”, ya que posee cualidades que le permiten almacenar energía de modo muy eficiente, y, al ser maleable, puede ser adaptado a diferentes diseños, formas y tamaños. Estas características lo han transformado en un material clave para la fabricación de baterías (portátiles) de alta densidad energética, baterías a gran escala que estabilizan redes eléctricas, y baterías para vehículos eléctricos (puros o híbridos).1

Al permitir el almacenamiento de la energía derivada de las energías renovables, cuya principal desventaja reside en que no pueden ser largamente almacenadas, el uso del litio para la fabricación de baterías puede llevar a una reducción considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sumado a esto, una vez que se desarrolle suficientemente la infraestructura para que las baterías de litio de los vehículos se recarguen con energías renovables, y no con energías fósiles como sucede en la actualidad, el uso de estas baterías generará un valor adicional en la reducción de emisiones. De este modo, el uso del litio se presenta como una alternativa frente a la crisis climática, que se ha constituido como uno de los mayores desafíos globales del siglo xxi.

¿Oportunidades para Sudamérica?

Dada la expansión del mercado asiático —generador hoy en día de más de la mitad del consumo mundial, con 56 por ciento de la demanda total2 — y el crecimiento de la industria de vehículos eléctricos actual, se espera que la demanda global del litio continúe en aumento. Las decisiones de diversas empresas de automóviles3 de aumentar gradualmente la producción de automóviles híbridos y eléctricos puros, guiadas, entre otros factores, por regulaciones gubernamentales que imponen una mayor participación de vehículos eléctricos, determinan que el mercado de baterías para movilidad eléctrica sea uno de los más dinámicos.

La expansión del mercado internacional de baterías ha impactado el incremento de los precios: en 2011, la tonelada de carbonato de litio se duplicó de USD 3,870 a USD 7,475 en 2016.4 Este desarrollo de la demanda y la evolución del mercado tienen un especial impacto en Sudamérica, particularmente en América del Sur, ya que Argentina, Bolivia y Chile poseen más del 60 por ciento de las reservas totales, y cuentan en sus salares de altura con el 51 de los recursos de litio actualmente disponibles a nivel mundial.5

Los tres países del llamado ‘Triángulo del Litio’ han recibido con entusiasmo el aumento en la demanda de este mineral. Sin embargo, mientras que en cada país se debaten estrategias destinadas a superar su rol tradicional como exportadores de materias primas sin valor agregado, estos países se enfrentan a múltiples desafíos: escasas capacidades técnicas, falta de financiamiento y competitividad y, en particular, la ausencia de un ordenamiento jurídico que organice al sector con miras a la especialización primaria exportadora como ventaja comparativa que recupere la explotación de recursos, hoy en manos de empresas multinacionales.

“En Jujuy, por su parte, una de las tres provincias argentinas con mayores reservas de litio, se declaró el litio como mineral estratégico. Sin embargo, pocos fueron los esfuerzos para modificar la política minera que apuesta a la explotación de los minerales sin valor agregado para la exportación.”

En Argentina, por ejemplo, a través del programa nacional “Conectar Igualdad” se intentó inicialmente abastecer a las escuelas públicas de computadoras portátiles con baterías fabricadas en Argentina. Sin embargo, como no se logró entregar las baterías a tiempo, y debido al cambio de gobierno de 2015, se optó por generar alianzas con empresas extranjeras expertas en la fabricación de baterías, en vez de fortalecer el desarrollo de una producción nacional.6

En Jujuy, por su parte, una de las tres provincias argentinas con mayores reservas de litio, se declaró el litio como mineral estratégico. Sin embargo, pocos fueron los esfuerzos para modificar la política minera que apuesta a la explotación de los minerales sin valor agregado para la exportación. De este modo, pese al interés que se suscitó inicialmente, no se han desarrollado estrategias integrales para la explotación con valor agregado de este mineral.

Los salares como zona de sacrificio: impactos ambientales de la explotación del litio

El litio es extraído en la actualidad de forma más rentable en los salares de la Puna, ecoregión que comparten Argentina, Bolivia, Chile y Perú en la cordillera media de los Andes, a más de 3,200 metros sobre el nivel del mar. La Puna argentina está compuesta por las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta.

En la zona de Jujuy viven desde hace siglos comunidades indígenas de los pueblos kolla y atacama. Algunas de ellas se dedican a la ganadería a pequeña escala y a la agricultura de subsistencia, mientras que otras explotan en forma colaborativa la sal. Todas estas actividades requieren agua, escasa en la zona, y la extracción de litio supone un riesgo para su continuidad. A pesar de que algunos miembros de estas comunidades han trabajado en distintas minas de la zona, donde antes se extraía borato y, hoy en día, litio, las comunidades se oponen a la extracción del litio en su territorio debido al impacto ambiental que tendrá en la disponibilidad del agua.

Los salares son ecosistemas frágiles: constituyen cuencas cerradas con poco acceso al agua a lo largo del año. Son además humedales que albergan valiosa biodiversidad y dependen de delicados equilibrios entre los sistemas de agua dulce (de baja salinidad) y de agua salobre (con gran proporción de sales, también llamados “salmueras”). Entre la biodiversidad que albergan los salares se incluyen los estromatolitos, estructuras minerales muy arcaicas conformadas por microorganismos capaces de capturar dióxido de carbono y liberar oxígeno, los cuales constituyen una importante fuente de información sobre el origen de la vida en la tierra.7

La minería de litio, sin embargo, pone en riesgo el delicado equilibrio natural entre las masas de agua dulce y de agua salobre, creando, como ya se mencionó, una amenaza a la disponibilidad de agua para los ecosistemas y las poblaciones humanas que habitan en la zona. En el caso concreto de Argentina, la situación es doblemente grave ya que, por un lado, los gobiernos provinciales no poseen información ambiental suficiente sobre el funcionamiento del sistema hídrico, por lo que autorizan proyectos extractivos sin reparar en los impactos que puedan tener. Por el otro lado, los análisis de impacto ambiental que sí se han realizado de modo independiente a las empresas y al gobierno son ignorados, a pesar de que confirman que, de continuarse con la aprobación de proyectos extractivos en los salares, existen riesgos significativos con relación a la presencia del agua en estas zonas.8

Impactos sociales

Si bien en la zona de Olaroz-Caucharí, en la provincia de Jujuy, donde hoy se concentra buena parte de la extracción del litio, las comunidades autorizaron la explotación de este mineral en sus territorios, en muchos casos se generaron fracturas en el tejido social, debido a la existencia de grupos a favor y en contra. Para muchos de los pobladores, el impacto ambiental es el precio que tienen que pagar si desean acceder a un empleo, y al no tener otras alternativas económicas, terminan por aceptar las condiciones de las empresas.

La expectativa de acceder a los puestos de trabajo y de que vía las empresas se cubran diversas necesidades (como la construcción de escuelas y de salones comunitarios), minimiza la preocupación por la contaminación y neutraliza posibles reclamos a favor de la preservación ambiental. A pesar de esta expectativa, las empresas no siempre cumplen sus promesas.9 A esto se suma que, debido a la ausencia de la acción imparcial del Estado, la llegada de empresas multinacionales está haciendo a las comunidades locales más vulnerables, pues se están volviendo dependientes de la relación con las empresas y de sus dádivas.

La situación, no obstante, no es igual en todos los salares. En Salinas Grandes, por ejemplo, las comunidades, organizadas desde hace diez años en una asamblea que reúne a 33 comunidades de la zona —que venían reclamando su derecho de participación y consulta mediante reclamos judiciales y a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos— decidieron oponerse al litio por poner en jaque su existencia al privarlos de los recursos que necesitan para subsistir y realizar sus actividades económicas.10

La explotación del litio: ¿a qué costo?

La experiencia de los casos argentinos da cuenta de la urgencia con la que debe revisarse cómo se llevan a cabo las estrategias de intervención territorial por parte de empresas y gobiernos. Sin esta revisión, no podrá asegurarse que sobreviva la delicada y valiosa biodiversidad de la zona, y que las comunidades locales no sean perjudicadas en los procesos de extracción de litio, sobre todo en relación a la disponibilidad y acceso al agua, a la realización de sus actividades económicas tradicionales y a la preservación del equilibrio en sus relaciones sociales.

Es también necesario que, más allá de celebrar al litio como una panacea para la reducción de gases con efecto invernadero a través del uso de baterías cargadas con energías renovales, discutamos con profundidad el modelo de consumismo instalado en la sociedad global. En el discurso actual, los autos eléctricos se presentan como la respuesta al “cuello de botella climático”, pero no se discute suficientemente cómo privilegiar el transporte público, colaborativo o compartido, y cómo desalentar la adquisición y el uso de automóviles para la movilidad individual. Respecto a la tecnología de aparatos portátiles, la discusión sobre cómo combatir la obsolescencia programada y fomentar la reutilización del litio, tampoco ocupa un lugar de importancia en la agenda pública.11 Si no tomamos en serio la necesidad de evaluar los impactos de la extracción de litio en los ecosistemas y las comunidades, y cambiamos con decisión nuestras prácticas actuales de producción y consumo, no solamente existe el riesgo de que los salares sudamericanos se conviertan en zonas de sacrificio de la transición energética para las sociedades del norte, sino que las “soluciones” que tanto necesitamos y celebramos no sean soluciones reales, sino espejismos, como los que se reflejan en la superficie de los salares cuando se pone el sol.


1 Se encuentra, además, en etapa de desarrollo e investigación la posibilidad de producir energía nuclear a partir de litio mediante la técnica de fusión nuclear.

2 Comisión Chilena del Cobre – Cochilco (2013): “Mercado internacional del Litio”. Cochilco, Chile. Disponible en: https://www.cochilco.cl/Mercado%20 de%20Metales/Mercado_Internacional_del_Litio.pdf (Consultado: 10 de mayo de 2019).

3 Tesla en Estados Unidos; Peugeot, Volkswagen y Volvo en Europa; Toyota y Nissan en Asia.

4 Dirección de Economía Minera (2017): “Situación actual y perspectivas: Mercado de Litio. Informe especial” en: Ministerio de Energía y Minería, Argentina. Disponible en: http://cima.minem.gob.ar/assets/ datasets/marzo_2017_-_informe_especial_litio_.pdf (Consultado: 10 de abril de 2019).

5 Chile cuenta con el 58 por ciento, Argentina con el 13 por ciento y Australia con el 17 por ciento de las reservas de todas las fuentes. Las de Bolivia no se contabilizan por no estar en explotación comercial Cochilco (2019): op. cit. Argentina es, además, el único de los tres países en el que el litio es libremente concesible. Tanto en Chile como en Bolivia existen restricciones a la amplia concesión de explotaciones mineras.

6 Se destaca la alianza con la empresa italiana Siri y con la China BYD, esta última para la fabricación de ómnibus eléctricos.

7 Los estromatolitos, presentes desde hace 3,500 millones de años, fueron hallados en algunos salares argentinos y chilenos y están siendo estudiados por María Eugenia Farías, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas – CONICET.

8 Los resultados preliminares de las investigaciones de Marcelo Sticco vinculadas a los salares argentinos de Olaroz-Caucharí y Salinas Grandes aseveran el riesgo hídrico en la zona, de continuarse con las técnicas extractivas utilizadas.

9 Sobre los impactos sociales y ambientales en comunidades locales de Olaroz-Caucharí véase: Marchegiani, Pia; Högl Hellgren, Jasmin; Gómez, Leandro: “Extracción de litio en Argentina: un estudio de caso sobre los impactos sociales y ambientales”. Mayo 2019. Disponible en: https://farn.org.ar/archives/26692 (Consultado: 21 de mayo de 2019).

10 Solá, Rodrigo (2016): “Kachi Yupi: un ejercicio de autodeterminación indígena en Salinas Grandes” en: Fundación Ambiente y Recursos Naturales (2016): Informe Ambiental Anual, pp-215-237.

11 Más información en: Marchegiani, Pía (2018): “La imprescindible mirada ambiental en la toma de decisiones sobre el litio”, en: Fundación Ambiente y Recursos Naturales – FARN (2018): Informe Ambiental Anual, pp. 269-293.