IV Encuentro de Mujeres Por la Paz

Encuentro de mujeres

Contenido

Introducción

Nuestro balance de camino

Nuestro IV Encuentro

Comunicarnos para fortalecernos

“El son de las mujeres por la paz es el son al que bailamos todas”

La fuerza de Mujeres Por la Paz en voz de las mujeres

Nuestra casa común

¿En qué quedamos?

 

Introducción 

Mujeres por la Paz es un espacio amplio y diverso donde confluyen mujeres de distintas regiones del país entre las que se cuentan víctimas, defensoras de Derechos Humanos, feministas, campesinas, mujeres militantes de partidos políticos, jóvenes, lesbianas, sindicalistas, ecuménicas, artistas, mujeres en representación de organizaciones y mujeres a título personal, que tienen un fin común: el compromiso en la construcción de la paz. Ese compromiso se materializa en acciones como arropar, proteger y acompañar el proceso de diálogo por la paz en Colombia, exigiendo al gobierno de Santos y a la insurgencia de las FARC que lleven hasta el final el diálogo que han asumido, y que no se levanten de la mesa de negociación hasta cuando hayan firmado el compromiso de poner fin al conflicto armado y construir la paz.

El espacio surge con el objetivo de impulsar desde la perspectiva de las mujeres el proceso colombiano de negociación entre el gobierno y las guerrillas, para lograr acuerdos de paz alimentados desde la sociedad civil, que promuevan consciencia en torno a la necesidad del diálogo y la negociación como la estrategia viable para resolver conflictos públicos y privados, y que avancen en el camino de superar el conflicto armado, social y político en nuestro país.

Para Mujeres por la Paz el conflicto social y armado que por más de cincuenta años ha vivido Colombia ha tenido impactos diferenciados en la vida de las mujeres, lo que ha profundizado las discriminaciones y desigualdades históricas de las que han sido y actualmente son objeto las mujeres. El desplazamiento forzado, las violencias familiares contra las mujeres, el reclutamiento forzado, los mecanismos de control social vividos por las mujeres en territorios de conflicto, los ataques a mujeres lideresas y defensoras de derechos humanos, los ataques a mujeres indígenas, afrodescendientes y sindicalistas, el exilio que trae también afectaciones particulares para las mujeres y las diferentes manifestaciones de la violencia sexual son algunas de las prácticas en la dinámica del conflicto que vienen afectando la vida las mujeres, marcando sus cuerpos, destruyendo sus proyectos de vida como mujeres, como sujetas sociales y políticas, contribuyendo al aumento de la feminización de la pobreza y al aumento de las brechas de inequidad.

Nuestros principales propósitos son: 1. Continuar tejiendo acciones que contribuyan al logro de la paz con justicia social; 2. ganar una voz legitimada como actoras e interlocutoras políticas en los procesos de construcción de la paz y de diálogo para terminar el conflicto; 3. contribuir a elevar el nivel de argumentación de las mujeres en los temas que componen en específico la agenda de dialogo, así como en otros relacionados como el marco jurídico para la paz y la justicia transicional; 4. realizar control político a la agenda pactada entre la insurgencia y el gobierno de Santos, para que se incluyan los intereses y necesidades de las mujeres, así como elaborar y fortalecer las agendas de las mujeres para incidir en la agenda general pactada entre el gobierno y la insurgencia; 5. diseñar e implementar mecanismos para fortalecer y/o construir alianzas estratégicas con sectores sociales y políticos y 6. ampliar y fortalecer Mujeres por la paz en el ámbito nacional y regional.

Con miras a seguir consolidándonos como una fuerza política que le apuesta a la paz con justicia social, reivindicando la voz de las mujeres víctimas del conflicto en todo el país y manteniendo la bandera de la movilización y acción alrededor de la paz, mujeres del norte, sur, occidente, centro y oriente del país nos damos cita anualmente en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres por la Paz, en éste soñamos, bailamos, dialogamos y debatimos pero sobre todo nos reconocemos en el trabajo colectivo que como movimiento hacemos en todo el país.

Mujeres Por la Paz es el lugar donde combinamos todas nuestras formas de entender un país en paz, por ello ha sido fundamental la posibilidad de articular una visión desde el arte y la potencia de contar la historia de nuestro territorio desde la creatividad, la movilización y la puesta en escena del significado de la guerra en nuestros cuerpos y nuestras vidas; por ello, desde 2013 Mujeres Por la Paz se encuentra anualmente para reflexionar, planear, debatir y proponer las hojas de ruta a seguir para el siguiente periodo de trabajo en el Foro Polifónico de Mujeres y Paz que se realiza en el marco del Festival de Mujeres en Escena por la Paz.

Esta vez nuestro encuentro fue el 4 de agosto en la Corporación Colombiana de Teatro, allí 43 mujeres de diferentes lugares del país nos dispusimos a contarnos el trabajo que hacemos en nuestros territorios, los espacios de carácter nacional en los que hacemos incidencia, nuestra apuesta en la coyuntura nacional, y también construimos nuestra idea de movimiento a ritmo de baile para así proponernos una agenda que nos encuentre durante este periodo antes del V encuentro a realizarse en 2020.

Este relato explora experiencias vividas por las mujeres que asistieron a la cita, percepciones, revisión de palabras antes escritas y por supuesto la voz de las mujeres que día a día se construyen en movimiento y como parte del movimiento de Mujeres Por la Paz.



Nuestro balance de camino 

Mujeres Por la Paz le ha apostado a caminar el sendero de la paz desde lo territorial y lo nacional, entendiendo que las ganancias obtenidas nos arropan a todas. Así, hemos trabajado colectivamente por la co-creación de la Cumbre de Mujeres y Paz y la realización de dos Cumbres con la participación de más de 1000 mujeres de todo el país; el desarrollo de acciones de incidencia que nos han llevado en múltiples ocasiones a dialogar con las delegaciones negociadoras del gobierno y la insurgencia dando a conocer nuestros propósitos de construcción de paz; así como la incidencia social y política con  la comunidad internacional, otros sectores y el gobierno.

Como lo ha demostrado la experiencia acumulada en estos años de negociación del Acuerdo de Paz y del proceso de implementación, se han requerido estrategias de incidencia política y social de las mujeres y de sus organizaciones para lograr la inclusión del enfoque de género y derechos de las mujeres en el Acuerdo Final entre el gobierno nacional y la insurgencia. En esta perspectiva, valoramos los esfuerzos conjuntos, en los que hemos participado directamente o con otras organizaciones, y los cuales contribuyeron en la creación de la Subcomisión de género, el enfoque de género y derechos de las mujeres en el cuerpo del acuerdo final, entre otros.

El reconocimiento como interlocutoras con legitimidad, capacidades políticas, argumentativas y colectivas en los escenarios de negociación, la institucionalidad, la comunidad internacional, son parte de esos acumulados que han fortalecido los procesos organizativos.

De la misma manera, hemos elaborado múltiples documentos de análisis de contexto con enfoque de género y derechos de las mujeres, así como pronunciamientos públicos para visibilizar nuestros propósitos como movimiento, documentos éstos posicionados en diversas instancias incluida nuestra participación en múltiples Foros, Encuentros y Conversatorios, como aquellos convocados por el PNUD y la Universidad Nacional para recoger insumos que alimentaran la Mesa de Negociaciones en los años 2012 y 2013.

Hemos dado vida a espacios de formación política donde a través del arte, la cultura y la palabra repensamos el contexto y creamos conocimiento en torno a la paz con mirada de mujer. Entre ellos merecen especial mención los Encuentros Polifónicos, donde la pluralidad de voces y diversidad de lenguajes se han dado cita cada año (en distintas regiones del país) para reflexionar-actuar en torno a la paz y cabe también mencionar los dos conversatorios sobre Justicia Transicional y el Rol de las Mujeres realizados para reflexionar con expertas en el tema sobre las potencialidades de este sistema de Justicia.

También hemos promovido la interacción directa de muchísimas mujeres con las delegaciones negociadoras de paz a través de Conversas-virtuales que nos han permitido a todas escuchar, ver e interactuar con la delegación de la anterior guerrilla de las FARC y actualmente con las delegaciones de gobierno y ELN.

Y, por supuesto, hemos avanzado en repetidas ocasiones en el engranaje inicial que nos dio vida: Ponerle calle a la Paz y desde allí hemos promovido y gestionado --en articulación con el movimiento de mujeres y feminista, así como con el movimiento en favor de la paz-- múltiples, coloridas y sonoras movilizaciones, plantones, marchas y un sinfín de acciones que visibilizan en las calles colombianas nuestra firme postura ante la paz; una paz que nos involucre sin rodeos a las mujeres, como pactantes, como protagonistas; una paz que reconozca nuestras realidades y propuestas, una paz con justicia social, que reivindique la lucha de clases.

Todas estas actividades se han desarrollado en articulación y alianza con procesos de mujeres desde las diferentes regiones, entendiendo a Bogotá como una región más con especificidades frente a recepción de personas víctimas del conflicto armado y de desplazamiento forzado, y que visibiliza las apuestas particulares de las mujeres populares urbanas. Entre las diversas acciones desarrolladas en alianza con procesos de mujeres regionales que hacen parte de Mujeres por la Paz podemos mencionar la Caravana de Mujeres del Sur-Tejiendo Paz y Reconciliación, la cual transportó a decenas de mujeres desde Nariño, Putumayo, Cauca y el Valle del Cauca, recogiendo procesos organizativos de mujeres en su camino a Bogotá. Esta acción se realizó en el marco de la conmemoración del 25 de Noviembre posicionando un manifiesto de ¡alto a las violencias contra las mujeres! y una muestra de rechazo a los resultados negativos del plebiscito de refrendación de acuerdos.

Nuestro IV Encuentro

“Llegamos porque el proceso y la paz nos interesa, porque la guerra nos molesta, nos incomoda, porque la guerra ha tenido impactos diferenciados en la vida de las mujeres, nos cansamos de la guerra”  María Eugenia Ramírez

 

Encuentro de mujeres

Al encuentro llegaron 43 mujeres de diferentes regiones, todas ellas con ganas de relatarse entre ellas, entre nosotras, cómo desde los territorios construimos apuestas para la paz, con ganas de seguir construyendo alianza política en donde no somos las negociadas sino las negociantes, buscando un camino de paz que no puede ser sin nosotras y, lo más importante, sin nuestro territorio que es nuestro cuerpo, nuestra historia y nuestra memoria.

Este encuentro le apostó al diálogo de los liderazgos de las mujeres y sus capacidades de movilización en diferentes lugares del país, dando lugar a la construcción de colchas y sábanas para representar los dolores de la guerra y a una reflexión sobre cómo denunciar desde allí los efectos de un año de implementación incompleto, cuáles han sido los aprendizajes de un proceso social transicional, qué ganamos y qué perdimos, pero sobre todo dónde nos encontramos en los procesos regionales de mujeres.

El principio del encuentro fue la palabra y la confianza. Establecimos acuerdos para garantizar que nuestro diálogo fuera fluido y concreto, nos prometimos no agredirnos y cumplir los tiempos propuestos, le apostamos a la seguridad entre nosotras acompañándonos a la salida del lugar y en los espacios públicos; al finalizar quedamos comprometidas a volvernos a encontrar tanto en el V Encuentro como en las acciones que hacemos en los territorios.

Presentamos la metodología que utilizaríamos, allí les contamos la importancia de visibilizar nuestro trabajo a nivel territorial y de país, para ello sobre una gran hoja de papel ubicamos el lugar donde habitamos y las acciones colectivas que como Mujeres Por la Paz realizamos, así tejeríamos un gran país hecho con las manos de todas; por otra parte, invitamos a las mujeres a bailar mientras reflexionamos sobre lo que significa el movimiento y en particular el nuestro, así como hicimos un acto de memoria recordando y aplaudiendo la vida de nuestra compañera Katherine Mogollón que había muerto unos días antes; finalmente planteamos nuestra agenda común para el año que empezamos a caminar despidiéndonos con un ritual de buenas energías para el trabajo que nos espera es nuestras tierras.

Estuvimos en junta mujeres de Cesar, Córdoba, Atlántico, Bolívar, Magdalena, Nariño, Cauca, Caquetá, Chocó, Arauca y Bogotá, inicialmente nos contamos cuáles habían sido los avances en espacios nacionales en donde nos visibilizamos como “Mujeres por la Paz”; participamos activamente en la Instancia Especial de Mujeres para el Enfoque de Género en la Paz, en donde posicionamos la garantía de que la implementación del acuerdo  reconozca y repare a las mujeres que han sido víctimas de violencia en el marco del conflicto armado; desde ese escenario se invita a las mujeres a generar procesos territoriales para postularse a las elecciones en el marco de la renovación de las representaciones en la instancia.

Mujeres por la Paz

La Cumbre Nacional de Mujeres y Paz y el Consejo Nacional de Paz y Juntanza han sido escenarios en los que, como Mujeres por la Paz, hemos participado posicionando las apuestas de las mujeres de base en los territorios como pactantes del acuerdo, protagonistas de la implementación, impulsadoras de procesos de participación territorial, pero sobre todo como resilientes de un conflicto que, así como marcó sus vidas en lo cotidiano dejó implantada la fuerza necesaria para construir en colectivo el país en paz con el que cada una sueña –país que se construye desde la movilización, la denuncia y la participación activa–. Es por ello que, entendiendo que la apuesta nacional no puede ser sin la voz de las mujeres en lo territorial, este encuentro dejó sinergias construidas para continuar dialogando alrededor de posturas comunes y colectivas, así se planteó un primer vacío en nuestro quehacer como plataforma, la comunicación.

Comunicarándonos para fortalecernos

En el encuentro se identificó como punto crucial y un vacío importante en la articulación de nuestra acción política colectiva la comunicación, entendiendo que esta fortalece nuestro proceso a nivel nacional y que debe acomodarse a nuestras necesidades territoriales; así se propone la construcción de una estrategia comunicativa que contemple tanto los medios virtuales como la comunicación telefónica.

Reflexionamos sobre la importancia de corresponder al ejercicio de la secretaría técnica hecha en Bogotá, estar pendientes de la comunicación por correo electrónico, ser cautas a la hora de poner nuestros datos personales en redes como Whatsapp y generar canales que permitan que nuestros encuentros puedan ser más constantes desde los territorios, para así generar acciones articuladas, colectivas y que generen impacto. En ese sentido es de vital importancia generar una estrategia de comunicación con efectividad en redes (libre de sexismo, inclusiva, con enfoque diferencial, libre de discriminación, no androcéntrica) con base en el plan de acción y una plataforma virtual, para crear una escuela de formación.

“El son de las mujeres por la paz es el son al que bailamos todas”

Nos propusimos construir colectivamente la idea de identidad y movimiento. Para ello bailamos al son de muchos ritmos, en nuestra voz fuimos encontrando sus acordes y sincronizándolos con el paso de la otra, entendiendo que el baile se construye colectivamente y la diversidad es la apuesta común, que nos movemos alrededor de la garantía de los derechos de las mujeres en los territorios, por la implementación completa del acuerdo, por territorios sin guerra y condiciones de vida digna para las mujeres.

El cuerpo fue el protagonista de nuestro movimiento, en una reflexión sobre el cuerpo como primer territorio de autonomía, paz y construcción de nuestro quehacer político, como territorio de democracia equidad y garantía de derechos, como primer lugar de construcción de consciencia colectiva y que necesita de otras para hacer acciones transformadoras en nuestras vidas y nuestros territorios.

El baile fue desordenado pero coordinado, en él las reglas se construyeron colectivamente y los encuentros no estaban planeados. Es así como trabajamos en lo cotidiano: bailando de formas distintas pero siempre juntas, afirmando que Mujeres Por la Paz es un movimiento que sigue siendo alternativo y dinámico, y que en ejercicios como este se refleja cómo participamos todas de una forma natural y espontánea.

Son muchas voces en una misma apuesta, que funciona como el engranaje de un reloj y en un donde hay varios puntos y todos los puntos se intercalan en diferentes momentos, pero que al mismo tiempo están cumpliendo una función; no hay que perder esa visión del colectivo de lo que hay en común y tampoco hay que detenerse en las diferencias que pueda tener cada una o cada colectivo, sino que esas diferencias les hace trabajar con rumbo hacia un mismo objetivo.

Un movimiento necesita una identidad, una afirmación de que el cuerpo está presente y en vibración conjunta, que en colectivo se vencen los miedos y que debemos componer colectivamente nuevos sones, nuevas melodías para la paz, insistir en que el cuerpo es político y la política es baile.

La fuerza de Mujeres Por la Paz en voz de las mujeres. 

Dilse Benítez, Mujeres Nariñenses por la Paz: MPP ha servido para generar acciones articuladas desde lo nacional a lo local en temas de pedagogía y movilización social en la implementación del acuerdo con enfoque de género, en la generación de espacios formativos para lograr sensibilizar y replicar en los territorios atendiendo a sus diferentes contextos, y de esta manera generar una mayor credibilidad local en el movimiento de mujeres.

Aida Aguirre, lideresa de la localidad de Engativa: MPP nos ha servido para organizarnos alrededor de la memoria, para conocer la historia y el porqué del conflicto; para reconocer cómo actúan los medios de comunicación masivos y movilizarnos para luchar por una Paz completa.

Nevis Niño, Atlántico: MPP nos ha permitido permanecer conectadas al proceso nacional, haciendo interlocución con las compañeras de las diferentes regiones, aprendiendo de las experiencias de los diferentes contextos, enriqueciendo el proceso local y visibilizando lo que se hace en los territorios.

Maryori Ortiz, Boyacá: MPP nos ha servido en el tema pedagógico pues hemos contado con el acompañamiento de la plataforma nacional en aras de consolidar algunas dirigencias y liderazgos. Si bien por las características culturales del territorio el proceso no ha sido fácil, MPP nos ha permitido generar estrategias diferentes en donde hemos logrado incidir en los espacios posicionando lo que hacemos con perspectivas de género en una amplitud más grande. En Boyacá ha tenido un papel importante así no todas las mujeres estén en la capacidad o disposición de asumir roles de dirigencia; las que lo asumen saben que lo tienen que hacer con fortaleza, certeza, calidad y formación. MPP nos ha dado herramientas para facilitar los procesos formativos propios y en estos años se nota el crecimiento de incidencia y cambio, que aunque es lento ha entrado en el debate cultural modificando algunas conductas arraigadas, generando reconocimiento, visibilidad y posicionamiento en las lideresas desde una postura feminista.

Flor Marina Díaz, Centro de Promoción y Cultura: en Kennedy MPP nos ha preparado, fortalecido y capacitado en participación política para poder apropiarnos de los espacios de incidencia desde lo cultural y lo político. Es así como en este momento tenemos un programa de radio que se llama “En marcha por los derechos de las Mujeres” en la 106,4 FM; esto nos permite construir de la mano una estrategia comunicativa.

Luz Marina Aguirre, ASODEMUC: MPP nos ha permitido posicionar nuestra organización en diferentes regiones, hemos incidido en la Federación Mundial de Mujeres para que esta quede como veedora de los acuerdos de Paz y también hemos logrado organizarnos y posicionar el enfoque de  equidad de género en los acuerdos de paz.

 Chila Pineda, Bogotá: MPP nos ha permitido visibilizar el compromiso que tenemos las mujeres con el proceso de Paz a nivel nacional, contribuyendo y construyendo el proceso. La plataforma ayuda a dinamizar y organizar a las mujeres en lo territorial y local, lo cual ha generado acciones conjuntas de incidencia y movilización para el proceso de paz. MPP nos ha brindado posición, incidencia y reconocimiento político, fortaleciendo los lazos y la relación entre nosotras desde el feminismo, articulando procesos artísticos, de acción comunal, culturales y políticos, siempre de mujeres.

Patricia López, Nariño: desde los territorios, MPP ha contribuido al acercamiento a los actores protagonistas de la paz, tanto a quienes le apostaron dejando las armas, como a quienes desde las organizaciones le apostaron a la reconciliación. MPP también ha contribuido a las acciones para la verificación de los acuerdos de la habana, acercándonos a la realidad de los territorios en conflicto. De esta manera MPP nos permite conocer y reconocer los actores con los cuales podemos articular acciones en los  territorios e identificar los escenarios en donde nos podemos mover y sus  riesgos según el contexto.

Flor Yolanda Moreno, ASOMUZU: MPP nos ha fortalecido a nivel personal pues seguimos unidas en torno a la plataforma y al objetivo de priorizar cosas desde lo privado para posicionarlas en lo público y lograr que en nuestra agenda personal se refleje el trabajo por el proceso de Paz.

Nuestra casa común

Mujeres por la Paz

Como todo en nuestro encuentro, el trabajo colectivo se presentó a través de un diálogo entretejido en las historias dibujadas sobre un gran mapa de Colombia. Allí cada mujer ubicó su territorio y describió las acciones que su organización hace. Así, las mujeres de Cesar cuentan las articulaciones que han hecho con la institucionalidad, las Juntas de Acción Comunal y procesos de excombatientes; en Córdoba le apuestan a la construcción de pactos con candidatos y candidatas para promover los derechos de las mujeres en los planes de gobierno; en Atlántico la gestión giró alrededor de la visibilización del trabajo de las mujeres rurales y la construcción de veedurías públicas.

Por otra parte en departamentos como Bolívar y Magdalena, aunque las participantes identifican los vacíos que tiene la implementación del acuerdo, se plantearon como objetivo la recuperación de la memoria, la construcción de escuelas populares de formación y se estableció al medio ambiente como una víctima más del conflicto. Por otro lado, en Nariño y Cauca se fortaleció el trabajo con lideresas sociales y pueblos indígenas a partir de la articulación con organizaciones de mujeres a nivel nacional y del fortalecimiento de la gestión al interior de la institucionalidad para promover la garantía de derechos de las mujeres.

Aunque lejanas, en Caquetá y Chocó se fortalecieron los procesos de mujeres en el marco de espacios consultivos construidos en los departamentos. Allí se hace incidencia en la discusión de los PNIS y la apuesta por garantizar que las mujeres cocaleras se vinculen al trabajo organizativo de mujeres en la defensa de la paz y la garantía de derechos.

Finalmente cartografiamos nuestro país: dibujamos a manera de colcha de retazos cómo transformamos cada parte de Colombia a punta de trabajo cotidiano, colectivo y popular, afirmando que Mujeres Por la Paz es un espacio de construcción constante, amoroso y el lugar desde el que queremos habitar este país que es, más bien, nuestra casa común.

¿En qué quedamos?

Mujeres por la Paz

Nuestro encuentro facilitó el diálogo de los diversos territorios para saber qué hacemos y con quiénes vamos caminando; qué tenemos que mejorar y cómo la posibilidad de reconocernos desde el baile, la cartografía y el diálogo fortalece no solo los procesos locales sino a Mujeres Por la Paz como movimiento. Este encuentro generó sinergias sobre nuestros compromisos así como reafirmó nuestra construcción de paz con una visión mucho más amplia, que va más allá del proceso y de la implementación, que tiene que ver, en suma, con las políticas locales, los planes de desarrollo y la exigencia de derechos. 

Acordamos continuar cultivando la pasión con la que hacemos las cosas, reafirmando la conexión con todas las regiones y el compromiso de garantizar que no se pierda esa chispa de un fuego muy grande que se encendió después del encuentro –como un mandala que se teje colectivamente al llegar a nuestros lugares habitados– con la esperanza de que sigamos conectadas desde donde estemos y promoviendo que en nuestro próximo encuentro seamos más.

La apuesta giró alrededor de seguir fortaleciendo nuestras capacidades políticas desde la movilización, las comunicaciones y la incidencia política,  aprovechando que nos encontramos alrededor de una plataforma que conjuga los intereses y las voces de organizaciones de mujeres a nivel nacional, pero para aterrizar la apuesta se propuso construir una agenda nacional, que consiste en lo siguiente:

  • Movilizarnos el 24 de noviembre a propósito de la exigencia del cumplimiento del acuerdo de paz (garantizando el cumplimiento de los diferentes enfoques: de genero, étnico y de diversidad)
  • Incidir en el marco de las elecciones, en la revisión de planes de desarrollo y la movilización de las agendas de mujeres y los espacios de participación
  • Apostarle a un V Encuentro que convoque a mujeres de otras regiones
  • Intercambiar saberes en comunicaciones, en gestión de proyectos sobre las experiencias positivas en los territorios y a nivel nacional (las polifonías, los encuentros, las herramientas tecnológicas, entre otras)
  • Planear acciones colectivas para posicionarnos nacional y localmente  
  • Construir una estrategia de comunicación efectiva que nos permita estar en redes sociales, que facilite el diálogo interno y promueva el fortalecimiento de las alianzas territoriales y nacionales.
  • Diseñar e implementar una escuela de formación política de las mujeres que, desde un enfoque feminista y de clase, aporte herramientas conceptuales y prácticas que cualifiquen su accionar político; las demandas que garanticen sus derechos y buen vivir; y, por último, su participación en los escenarios de lo público, su empoderamiento social y político.

Si bien fue fundamental generar apuestas nacionales, cada territorio se proyectó en objetivos locales en donde se visibilizarán como Mujeres Por la Paz. Así, quedamos en comprometernos a seguir bailando juntas y el próximo año la música será la bienvenida al encuentro.

Mujeres por la Paz

Con el ritual de cierre reafirmamos nuestro compromiso de seguir aportando a la construcción de la paz con justicia social para las mujeres. Reafirmamos los compromisos de seguir fortaleciendo nuestros procesos, continuar defendiendo la vida, los territorios que habitamos, la tierra que cultivamos, el cumplimiento del Acuerdo Final que garantice verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición para las mujeres víctimas del conflicto armado y el desplazamiento forzado; en suma, las utopías posibles para una vida digna y sin violencias para las mujeres diversas de este país.