Retrasar, distraer y engañar: desarrollos de BECCS en América del Sur, África y Asia

Por sus siglas en Inglés: Bioenergy Carbon Capture and Storage (BECCS) o Captura y almacenamiento de Carbono en Bioenergía , se refiere a tecnologías que están entre las más problemáticas en geoingeniería de remoción de carbón. Esta serie de dos partes analiza el estatus de BECCS en Sudamérica, África y Asia y muestra que BECCS está lejos de ser la “solución mágica” al cambio climático que muchos intentan retratar.

Lead image for explanatory film: A Technofix for the climate? Land-based geoengineering (BECCS)

La Geoingeniería se promueve cada vez más como una solución “necesaria” y “viable” a la crisis climática. En general, hay preocupación no solo por la falta de investigación con respecto a los impactos potenciales de estas tecnologías emergentes, sino también por la falta de marcos de gobierno internacionales y regulaciones para controlar sus pruebas y despliegue. Estas tecnologías están apoyadas principalmente por países como los Estados Unidos, Arabia Saudita, El Reino Unido, Japón y la Unión Europea. A nivel multilateral de generación de políticas, si bien hay entidades de las Naciones Unidas (ONU) como la Convention on Biological Diversity (CBD) o Convenio sobre la diversidad Biológica (CDB) que tiene una moratoria en Geoingeniería, otras como la United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) o Convención marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) no son solamente más abiertas a ello, sino que están facilitando flujos de trabajo donde los métodos de Geoingeniería pueden proliferar, como en el artículo 6.4 del acuerdo de París y los océanos y diálogos de cambio climático.

El Carbon Dioxide Removal (CDR) o Extracción de Dióxido de Carbono es una de las propuestas principales de la Geoingeniería y abarca un amplio rango de métodos que pretenden eliminar el CO2 de la atmósfera, incluyendo Bioenergy Carbon Capture and Storage (BECCS). Las tecnologías BECCS consisten en quemar grandes cantidades de cultivos, árboles o residuos vegetales de áreas de cultivo y bosques para generar electricidad, y luego capturar y almacenar bajo tierra las emisiones de dióxido de carbono resultantes del proceso de combustión. El CO2 es entonces transportado y almacenado bajo tierra, en teoría, para un almacenamiento a largo plazo mediante procesos o máquinas que consumen bastante energía, y, a menudo, agua, para capturar el CO2 en redes de tubería subterráneas a gran escala.

Hemos analizado el status de BECCS en América del Sur, África y Asia, y como muestra esta serie de artículos en dos partes, BECCS está lejos de ser la “panacea” contra el cambio climático que algunos intentan retratar, ya que simplemente no tenemos suficiente tierra para implementar BECCS y si se logra, tendría impactos significativamente negativos en la tierra, las comunidades, el clima y el medio ambiente.

Parte Uno: América del Sur y África

Brasil: La cuna de la geoingeniería terrestre en América del Sur

La Geoingeniería terrestre, y en particular la BECCS, es aún una tecnología relativamente nueva en América Latina. De acuerdo a varias fuentes y actores que promueven BECCS como la International Renewable Energy Agency (IRENA) o Agencia Internacional de Energías Renovables y el Global CCS Institute, BECCS tiene el potencial de ser implementado en una escala más grande en el corto y mediano plazo. Existen múltiples estudios de factibilidad en marcha en países como Argentina, México y Brasil, siendo Brasil el que tiene más posibilidades de albergar la primera planta BECCS de la región.

La posición actual del gobierno brasileño sobre la CCS, y en particular sobre la BECCS, no es muy clara aún. Si bien Brasil ha expresado su preocupación en el pasado acerca de los riesgos de fuga de CCS, y su viabilidad en países del Cono Sur, también fue uno de los países que -junto con Petrobras, una corporación petrolera del Estado- estuvo involucrado en la investigación y desarrollo de tecnologías CCS. Actualmente, el sector privado y otras partes interesadas están presionando para que se establezca un marco regulatorio para hacer de los proyectos CCS algo comercialmente interesante y disponible. El senado ha aprobado un proyecto de ley para regular el mercado de carbono, que ahora espera por aprobación del Congreso y la presidencia.

Hay actualmente tres proyectos CCS en Brasil: i) CCUS-EOR, Petrobras, en los campos marinos Tupi, Mero y Búzios, los cuales apuntan a inyectar 80 millones de toneladas de CO2 para el 2025; ii) Captura de CO2 (usando zeolitas) de generación de poder en termoeléctricas alimentadas de carbón en Criciúma, la cual es la fase piloto y iii) BECCS, FS Bioenergia. En el cual nos enfocaremos luego en este mismo artículo, pero es importante notar que la agricultura no ha sido aún incluída en el borrador del proyecto CCS mencionado anteriormente, además no es claro cómo dicha propuesta podría afectar y ser aplicada.

Fueling Sustainability (FS) es una biorrefinería brasileña que se enorgullece de usar maíz en el 100% de su producción y es el cuarto mayor productor de biocombustible del país. FS es una empresa conjunta entre Summit Ag Group y Tapajós Participações S.A. El primero controla plantas de etanol a base de maíz en los Estados Unidos, y el segundo es propiedad de empresarios brasileños y opera como holdings e instituciones no financieras. FS está ubicado en Lucas do Rio Verde, Mato Grosso. 

FS tiene varios negocios, incluida la producción de etanol, la nutrición animal, el maíz y el aceite de maíz, la biomasa para la producción de energía y una considerable agenda de carbono. La agenda del carbono incluye el uso de biomasa para obtener energía, principalmente de “bosques plantados de eucaliptos”, pero también de otro tipo de materiales, como el bambú, los retoños de algodón, las semillas de açaí y los residuos de aserraderos. De acuerdo a diversas fuentes, en los próximos años habrá escasez de biomasa para la generación de energía, y para superarla y continuar con las operaciones, FS planea establecer alianzas con productores de eucalipto y bambú, y transformar las 40.000 hectáreas de tierras degradadas en el Estado de Mato Grosso en plantaciones de biomasa renovable. Sin embargo, no está claro qué quiere decir FS con “tierras degradadas”.

Uno de los objetivos de la Agenda 2030 de FS es lograr emisiones negativas de carbono para el etanol a través de la implementación de una planta BECCS en la unidad de Lucas do Rio Verde, que será inaugurada en 2024. La inversión estimada para la implementación de la tecnología es de 342 millones de Reales (BRL) y el proyecto ahora está entrando en fase 3, lo que quiere decir que están perforando y explorando dónde se inyectará el carbono. FS también pretende seguir vendiendo créditos de carbono provenientes del embargo esperado y llega incluso a afirmar que “Lucas do Rio Verde puede ser pionero en RenovaBio 1 , con una huella de carbono negativa a través de BECCS” 2 . En 2022, a través de Renovabio, FS vendió 441.000 créditos CBIO (Créditos de Descarbonización) aspira a alcanzar los 32 millones de CBIO para 2030. Sin embargo, los mercados de carbono son otra falsa solución que no aborda las causas profundas del problema que intentan abordar, en este caso también la crisis climática, y eso ha demostrado durante las últimas décadas ser un fracaso. Esto hace que este proyecto sea aún peor.

El maíz es el principal producto agrícola de Brasil después de la soja. Sin embargo, ahora se utiliza mucho para producir biocombustibles y alimentos para animales en lugar de alimentos para consumo humano. De hecho, el mercado brasileño de etanol a base de maíz, en su mayor parte ubicado en Mato Grosso, ha crecido un 800% durante los últimos cinco años, y las exportaciones han aumentado considerablemente durante este período. Un estudio publicado este año vincula a los ejecutivos de FS con la deforestación ilegal en Mato Grosso y áreas circundantes a las plantas. La investigación también vincula la expansión de las plantaciones de maíz y eucalipto con esta deforestación ilegal.

FS forma parte del portafolio de AndGreen, una fundación establecida en Holanda en 2017 que actúa como intermediario financiero otorgando subvenciones y préstamos a proyectos y empresas como Marfrig, una de las mayores empresas procesadoras de carne y alimentos de Brasil y del mundo. Marfrig ha sido vinculada repetidamente con la deforestación y las violaciones de derechos humanos. AndGreen comprometió el año pasado un préstamo de 30 millones de dólares a un plazo de 8 años. También afirma que “se esperan inversiones adicionales de más de 100 millones de dólares para financiar futuras actividades de expansión de una combinación de bancos e inversores bilaterales y multilaterales”.

Coincidencialmente, en julio de 2023, AndGreen presentó un proyecto para la aprobación del Green Climate Fund (GCF) o Fondo Verde para el Clima. Durante la reunión de la junta directiva del GCF en julio de 2023, se aprobó la propuesta de financiamiento 212, “Invertir en agricultura inclusiva y proteger los bosques”, que proporcionará un préstamo de 185 millones de dólares y una subvención de 9,35 millones de dólares. En la propuesta de financiación, FS Agriculture se menciona como parte de la cartera de AndGreen. Sin embargo, no está claro qué cantidad de fondos del GCF podrían llegar realmente al fondo BECCS de FS. Este podría constituir uno de los primeros casos de financiamiento climático multilateral destinado a un proyecto BECCS.

África: Atrapada en el ciclo de financiación de la geoingeniería

Según Geoengineering Monitor, ha habido varios intentos en marcha de desarrollar proyectos de geoingeniería en África. Estos incluyen un proyecto en Tanzania que tenía como objetivo promover la permacultura marina a gran escala mediante la creación de surgencias artificiales en aguas marinas de Tanzania, y un proyecto en Marruecos que tenía como objetivo fertilizar el océano. En Sudáfrica, se llevó a cabo el European Iron Fertilisation Experiment (EIFEX) o Experimento Europeo de Fertilización con Hierro en el océano y actualmente, ClimateWorks y Great Carbon Valley están explorando el desarrollo de un proyecto de captura directa de aire en Kenia. No hay información actualizada disponible sobre la mayoría de estos proyectos, y algunos de ellos, como el proyecto en Tanzania, fueron cancelados debido a razones financieras.

A pesar de los potenciales riesgos de la geoingeniería, se continúa impulsando en África, incluida la investigación Solar Radiation Management (SRM) sobre el Manejo de la Radiación Solar. La African Ministerial Conference on the Environment (AMCEN) o Conferencia Ministerial Africana sobre Medio Ambiente participa en los debates sobre la Gestión de la Radiación Solar (SRM). En 2012 y principios de 2013 se llevaron a cabo talleres en África sobre la gobernanza de la investigación sobre la SRM, y sus informes resultantes concluyeron que no hay suficiente información disponible sobre la SRM para concluir si es útil o perjudicial para la gestión de los riesgos climáticos, y que se necesitan más investigaciones para entender todas sus implicaciones. 

En agosto de 2023, AMCEN también pidió un mecanismo global de no uso para SRM y advirtió contra la promoción de enfoques de eliminación de dióxido de carbono (CDR) o Carbon Dioxide Removal hasta que se comprendan mejor los riesgos.

Estudios muestran que la implementación de IAM desplegaría grandes cantidades de BECCS en el África subsahariana, ya que la región tiene grandes áreas que podrían contribuir con energía de biomasa y capacidades de almacenamiento. También se ha sugerido que Estados Unidos podría cumplir sus ambiciosos objetivos nacionales de emisiones en 2050 comprando compensaciones de proyectos africanos BECCS. Sin embargo, como se señaló anteriormente en este artículo, este sería un experimento costoso con consecuencias de gran alcance para los bosques, la biodiversidad, los derechos humanos y el derecho a la alimentación y a los medios de vida.

Conclusiones

A pesar de lo que dicen sus defensores, BECCS sigue siendo en gran medida una opción inverosímil para abordar la crisis climática. Las enormes cantidades de tierra necesarias para su implementación provocarían, entre otras cosas, acaparamiento de tierras, conflictos y desplazamientos de comunidades, deforestación y pérdida de la biodiversidad. Incluso en trayectorias simuladas donde el calentamiento se limita a 1,5°C con un exceso nulo o limitado, se prevé que BECCS eliminará de 30 a 780 GtCO2 acumulativamente hasta 2100. Estas cifras corresponden a alrededor de 199 a 482 millones de hectáreas de tierras de cultivo que se necesitarán para el suministro de biomasa para bioenergía para el año 2050. El extremo superior del rango es una vez y media la superficie terrestre de la India. Estas cantidades poco realistas de BECCS demuestran la importancia crítica de eliminar rápida y completamente los combustibles fósiles para alcanzar el objetivo de 1,5°C. En cambio, depender de la CDR puede ser una distracción riesgosa, que podría retrasar las acciones necesarias y conducir a un aumento peligroso y posiblemente irreversible de la temperatura de 1,5°C. Como vimos en el ejemplo de Brasil, la materia prima de biomasa para BECCS tendrá que depender del establecimiento y una mayor expansión de monocultivos de árboles, lo que agravará todos sus impactos negativos, incluido el agotamiento de agua dulce, la erosión y la degradación del suelo, mayores riesgos de incendios y plagas. emisiones (que normalmente no se contabilizan) derivadas del desmonte y las perturbaciones de tierras, impactos diferenciados por género y pérdida de soberanía y seguridad alimentaria, ya que se dedicará más tierra a cultivos para quemar que a alimentos. Es importante recordar que todo esto se vería intensificado por otras tecnologías CDR. 

La geoingeniería es una distracción peligrosa para las soluciones climáticas reales. Estos enfoques de geoingeniería climática son riesgosos y podrían dañar los ecosistemas, incluida la vida marina, detener el crecimiento de plantas, dañar la capa de ozono y reducir las precipitaciones, al mismo tiempo que aumenta el calentamiento en otras áreas. Estas soluciones tecnológicas no resolverán el problema del cambio climático provocado por el hombre. Es solo una forma de distraer y retrasar la tan necesaria reducción de las emisiones de CO2.


Artículo publicado originalmente por boell.de

Traducido de inglés al español por Leonardo Acosta.